Eli estaba la estaban llevando a la sala de partos, ella no quería ir sin Dante, pero el ruso seguía sin aparecer. Antes de entrar, ella les dijo a los dos enfermeros que pararan un momento, Dimitri se acercó a ella y la agarró de la mano.
—¿Dónde está Dante? — preguntó ella desesperada.
—No lo sé, preciosa. Le estamos llamando, pero da apagado. — respondió sonriéndole.
—Se habrá arrepentido. — este negó.
—No, no sabes las ganas que tenía de venir, de hecho salió antes que yo. — dijo su hermano. —Tranquila, tal vez se ha retrasado, pero estará aquí.
—Quiero que él esté aquí. — exclamó con tristeza. —No quiero que nazcan y él no esté.
—Estara, tranquila. — le animó.
Ella entró en la sala y empezaron a provocarle en parto, tenía que ir de vez en cuando a mirarla.
Dante por otra parte seguía estando en la sala de operaciones, seguían operandole. Había llegado muy mal al hospital y casi sin pulso. El accidente que había tenido, no había sido leve, había sido muy duro y a una gran velocid