EVELYN VALENCIA
Todo me daba vueltas, la cabeza me punzaba y tenía náuseas. Abrí los ojos y no reconocí dónde estaba, me quité la molesta mascarilla de oxígeno y sentí un peso muy grande sobre mi cuerpo. Cuando me di cuenta, no era nada extraño o fuera de este mundo, solo un brazo y una pierna encima de mí, pertenecían a una mujer.
Torcí la cabeza lo suficiente para poder ver su rostro, era el que llevaba ya bastante tiempo viendo al espejo. Sus cabellos negros picaban mi nariz y tenía la boca entreabierta, estaba roncando en mi oído.
Alcé mi mano y entonces noté ese color canela adornando mi piel. ¡Necesitaba verme en un espejo! ¡Necesitaba respuestas y comprobar que no era un sueño! Tomé un mechón de mi cabello y lo levanté ante mis ojos, era castaño y esponjoso. ¡Era mi cabello!
—¿Gianna? —pregunté en un susurro.
—No te mueras… —refunfuñó entre sueños, abrazándose con más fuerza de mí.
—Gianna… despierta —insistí dándole palmadas en el brazo, quería despertarla con suavidad, pero