—Yo no lo hice… —susurra—. ¿Me crees? —Lo mira mientras sus lágrimas se deslizan por sus mejillas. Archie no lo pudo soportar; sus ojos se tornaron llorosos. Está dolido; su hijo murió de una manera muy trágica junto a su madre, y ahora la mujer que quiere, que desea, está en una complicada situación y se quiere ir de su lado para siempre.
—Todo va a estar bien —dice.
—¡Dime si me crees!— suelta ella un grito desgarrador.
—Te creo, Kiara Watson… —responde sin aliento y baja su mirada; se le salen las lágrimas. Un hombre fuerte, un Adonis, un dios griego, así lo pintan, y ahora está derrotado ante la mujer que seguramente, al salir de prisión, se irá lejos para que él no le haga más daño.
—Lo lamento, lamento mucho lo de tu hijo. Susana está loca, Archie; ella hizo todo esto —le comenta—. Ella me llamó y le iba a hacer daño a Lia; por eso tuve que irme… Cloe me dijo que te dijera que ella no iba a abortar y que lo lamentaba.
Eso hizo que Archie empuñara su mano y golpeara la p