-¡MITCH, NO SIGAS!-
El moreno, entre risas, huía del castaño quien iba con toda la intención de atraparlo.
-¡Ven aquí ahora mismo!- se carcajeaba Mitch corriendo por todo el salón.
Como niños, los dos jugaban al pilla-pilla hasta que por fin, Mitch logró darle alcance...
Y lo atrapó entre sus brazos enredandolos alrededor de su cintura.
-Me has hecho la cobra cuando iba a darte un beso, nene- susurró el castaño bien próximo uno de sus oídos.
Sin soltarlo y notando las manos del joven entrelazadas en las suyas, caminaban como los patos hacia la cocina.
-Era una broma- dijo sonriendo Derek y giró la cabeza para mirarle.
-Te estás volviendo muy bromista tú- rezumó Mitch.
No le molestaba.
Al contrario.
Le encantaba que hubiera cambiado tanto.
Ahora tenía confianza en sí