Elizabeth continuaba en el departamento con Francis esperando que Farid fuera a buscarla para disculparse por desgracia, sabía que él era igual de orgulloso y por más que deseara ir por ella no lo haría.
Después de una semana sin tener ninguna comunicación con Farid, Elizabeth se incorporó a la empresa, ya estaba cansada de pasar el tiempo encerrada entre las cuatro paredes del departamento y casi siempre sola, pues, Francis estaba trabajando o en alguna alocada fiesta.
—Buen día, Sra. Elizabeth. —Dijo Emira.
—Buen día. —Respondió Elizabeth mientras caminaba hacia la escalera erguida y con la frente en alto sin mirar a su alrededor.
A pesar de su embarazo, Elizabeth mantenía una distinción inigualable, siempre con lindos y elegantes trajes que aun estando embarazada hacía que los caballeros voltearan a verla.
—Buen día, Adila, por favor, trae dos capuchinos a mi oficina.
—Si señora de inmediato. —Respondió Adila, que sabía que estaba bajo la mirada de Elizabeth.
Elizabeth abrió la pue