David regresó a su casa con tanta felicidad que no le cabía en el pecho, estaba tan feliz que se le hacía difícil disimularlo, al fin había conocido y compartido con Ángel, estaba fascinado.
—Se puede saber dónde andabas, saliste a la misma hora que todos los empleados del bufete y ahora es que llegas.
—Buenas noches, Amaranta, dime algo desde cuando demonios te tengo que dar explicación de donde estaba o con quien.
—Ese es el punto David que me imagino con quien andabas o me vas a negar que andabas con la arrastrada de Elizabeth, esa idiota con ínfulas de grandeza que no deja de ser una pobre huérfana sin familia, dime que se cree para venir a meterse en nuestras vidas, que es sin toda esa altanería y prepotencia.
—Ok, primero si tienes razón, pero no estaba con Elizabeth por casualidad, coincidimos en el centro y de hecho conocí a mi hijo, lo segundo que preguntaste es ¿Qué es Elizabeth sin su altanería y prepotencia? Bueno, ella sin esas dos cosas es una chica inteligente, amigable