Mientras tanto, en la casa Campbell, Elizabeth organizaba las cosas para el viaje, los niños jugaban y corrían en el parque que tenían en el jardín, como había dicho el padre David, el día estaba espléndido, el sol brillaba con todo su fuerza. Elizabeth había tomado todas las previsiones sin dejar que sus hijos se perdieran la diversión de una vida normal, así que mando a colocar un parque en un lado del jardín.
—Hola, como estas Kalifa, ¿los niños están en casa?
—Señor David, bienvenido todo marcha bien los niños están en el jardín y la Señora está en el estudio atendiendo unos negocios.
—Gracias Kalifa, yo mejor iré con los niños.
—Como usted desee, ¿quiere algo de tomar algún aperitivo?
—No por ahora quizás a las diez para merendar con los niños.
—Así lo haré, señor, les preparé algo especial.
David se dirigió al jardín y en cuanto los niños lo vieron corrieron hacia él con gran emoción, David se inclinó y tomo a Ángel en sus brazos, poco después cargo a Samira y comenzó a jugar c