CRISTINE FERRERA
—Carla… —pronuncié su nombre como si eso la hiciera más real—. ¿Qué carajos haces aquí?
Retrocedí tomando del brazo a Donna, esperando que en cualquier momento se pudiera presentar la oportunidad de escapar.
—¿Qué hago aquí? Es mi derecho… esta es mi casa —respondió autoritaria y pretenciosa.
—¿Qué? —pregunté confundida retrocediendo aún más.
—De cierta manera, tiene razón —susurró Donna encogiéndose de hombros ante mi mirada indignada y sorprendida—. Es nieta de Zafrina. ¿Te suena el nombre de Karen? Es la mamá de Carla, la hija de Zafrina, la amante del señor Spoti. Ustedes los ricos tienen problemas familiares bien curiosos.
Abrí los ojos tanto que sentí que se me saldrían de las cuencas, cuando volteé hacia Carla ella sonrió de medio lado y levantó la frente.
—Esa «trepa muros» tiene razón… —contestó Carla viendo con repudio a Donna—. O en este caso «brincacharcos».
—En primera… de dónde vengo «brincacharcos» es un tipo de pantalón, en segunda tengo papeles, s