Huelga

Me sentí más débil a medida que pasaba el tiempo. No sé cuántos días han pasado, pero no tenía ni un bocado de comida en la boca. Solo bebía un poco de agua y nada más, pero parece que mi huelga de hambre no afecta a Damon.

No me dejo ir por mucho que grité o golpeé la puerta.

Estaba acostada en la cama cuando se abrió la puerta y Jenna entró. Ella también vino ayer pero no hablé con ella. No quería y ella se fue, pero ahora estaba de regreso.

—Ara —dijo mi nombre, pero fingí dormir.

—Sé que estás despierta —dijo, sentándose a mi lado mientras me alejaba.

—Ara, por favor escúchame por una vez —suplicó.

Estaba a punto de levantarme de la cama cuando ella tomó mis manos impidiendo que me fuera. Intenté alejarme, pero apenas me quedaban fuerzas.

—Ara, Damon no es un mal tipo —dijo.

—Suéltame —traté de liberar mi mano, pero fue en vano.

Durante los últimos días me sentí inmensamente enferma y mareada. No tenía energía en mí. Todavía podía pasar unos días más sin comer, pero me sentía dema
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