Capítulo 6

La familia de la novia solo miraba en silencio, esperaban que se diera ese matrimonio para disfrutar del beneficio de ser patrocinado por las empresas Pratt.

—Qué mal educado eres muchacho, esa es la educación que te hemos dado —grito el anciano por la actitud arrogante de su nieto.

—Buenos días a todos, Abuelo, tengo el tiempo calculado, señor juez terminemos con esto rápido, —al terminar de hablar se sienta en la silla que está al lado de la chica.

La boda fue rápida, el corazón de Lindsey estaba acelerado, sintió un sudor frío recorrer su espalda, no por su esposo, sino porque en algún momento de su vida soñaba con casarse por la iglesia con el amor de su vida y ahora ese sueño se fue por el acantilado.

Kyle firmó el documento, de reojo miro a la chica quien no le generó ningún sentimiento, estaba neutro, se levanta de la silla acomodándose el traje.

Con una sonrisa malévola, Kathen le susurro en el oído a su hija—. Te lo dije, este hombre va a acabar con ella.

Courney solo miraba al guapo hombre con coquetería.

—Bueno, señores, me despido, tengo cosas que hacer, —miro a su mamá y continuo—.  Madre serias tan amable de llevar a la señorita a la casa, me esperan para una reunión de negocios.

Suspirando resignada, Sussan respondió.

—tranquilo hijo, yo la instalo en tu casa.

Kyle sale de la oficina del juez sin mirar a nadie.

Minutos después todos salieron del registro, los familiares de la novia se despidieron de ella con hipocresía.

El chofer del abuelo apareció y se montaron las tres personas en la limusina.

—¡Niña! Sé que mi nieto se ve un poco frívolo y soberbio, pero no es una mala persona, —comentó el anciano con ojos cariñosos y le tomó las manos.

—Entiendo señor Pratt, — lo miró con dulzura.

—Eres una chica educada y tímida, seremos familia, así que llamarme abuelo Hugo.

—A mí solo dime Sussan, nada de señora o suegra, solo Sussan, en cuanto a mi hijo, solo tenle paciencia. Es hijo único, desde que se fue de la casa familiar, vive con su nana Emilia que lo consiente como otra madre — aseguró Sussan dibujando una sonrisa en su rostro.

Lindsey solo asistió con la cabeza, estaba nerviosa, desde ese instante su vida cambiaría y no sabía lo que le esperaba en su nuevo hogar con el hombre de hielo. Recorrió el resto del camino en silencio, observaba por la ventana del carro varias mansiones que desaparecen dejándolas atrás. El carro se detiene en un gran portón y este abrió de par en par, luego siguió transitando, observó unos árboles en filas que parecían indicar el camino, admiro boquiabierta la enorme mansión que se encuentra en el centro.

Se bajó del carro a pasos lentos, mirando en dirección a ella quedando frente a la fachada de su nuevo hogar, es una enorme casa pintada de blanco, pudo visualizar dos enormes columnas talladas en piedras, la parte baja de la fachada está cubierta por piedras calizas.

La puerta principal está pintada de negro, se abre y aparece una mujer de mediana edad, no tan alta, de contextura robusta, con una agradable sonrisa.

—¡Bienvenidos señores! Un gusto volver a verlos.

—Mi querida Emilia, ella es mi nieta Lindsey, la esposa de Kyle — aclaró el anciano.

—¡Mucho gusto, señora! ¡Yo soy Emilia!, y ayudo a mi niño a mantener la mansión en armonía.

—¿Por favor no me llame señora?, solo dígame Lin.

Emilia a simple vista le agradaba la esposa de su niño, aunque refleja tristeza en su mirada, también se podía observar tímida y angelical. Aunque no entendía ¿por qué una niña de su edad se vestía así?

Sussan agarrándole las dos manos a Lindsey se despidió.

—Nosotros no retiramos, te dejamos en buenas manos, si necesitas algo puede pedírselo a Emilia con toda confianza o pídele mi número de teléfono y me puedes llamar cuando quieras —esbozó una sonrisa de solidaridad, posa las manos sobre los hombros de la chica y la abrazo.

Lindsey se encuentra aturdida por las muestras de afecto de su nueva familia, solo puede asistir con la cabeza.

El chofer se acerca con su maleta, se la entrega y ella la recibe gustosa, le agradece con una mueca.

—¡Querida nieta! Pronto vendré a visitarte —aseguró el anciano, le dio la espalda y caminó hacia la limusina seguido por su hija.

Lindsey al entrar se queda asombrada por la elegancia y el lujo que emanaba de la mansión, aunque la sentía fría con esos colores blanco, gris y negro que se asomaban en cada rincón de la casa.

—ven mi niña, te llevo a tu habitación, debes de estar cansada.

Al escuchar la habitación, Lindsey se sobresaltó, parpadea varias veces, su cuerpo se estremeció al pensar que iba a dormir con Kyle.

Emilia, al ver su reacción, sonrió afectuosamente, le colocó una mano en la espalda y empezó a empujarla hacia adelante.

—Ven mi niña, subamos las escaleras, tu habitación está al frente de mi niño, él me indico que van a dormir en habitaciones separadas.

Lindsey suspiro aliviada, siguió los pasos de Emilia hasta llegar al pasillo de la segunda planta, Emilia le indicó cuál era la habitación de Kyle y luego abrió la del frente y la animó a pasar.

Al entrar sintió como cierran la puerta en su espalda, observa una enorme cama en el centro cubierta con sábanas blancas y dos almohadones, camina hacia una puerta y la abrió, se quedó boquiabierta al ver un enorme closet con espacios en los lados, arriba tiene gavetas y una pared completa con divisiones para zapatos, agarró su maleta y acomodo su ropa con rapidez, se vio minúscula en ese enorme espacio, luego cerró el closet y se lanzó de espalda en la cama, observando el techo se preguntó.

«¿Dios qué más pruebas tienes para mí? ¿Por qué colocaste un ogro en mi camino? Aunque no voy a negar que me gustó mucho, es muy atractivo y deseable, debe tener mujeres que lo complacen en todo. Como me miro sé que no soy de su agrado» se llevó las manos a la cara sacudiéndose la cabeza «olvídate que tendrás oportunidad con ese ogro, no es para ti».

Tenía ganas de llorar, pero las lágrimas no querían salir, ahora sí se sintió sola en esa fría y amplia habitación.

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