Frida se quedó petrificada al escuchar aquella voz que levantó todos los vellos del cuerpo de la pequeña mujer, aún no salió de su asombro cuando la cajera volvió a pasarle la tarjeta al hombre, fue allí que la pequeña mujer se apartó del hombre se dio la vuelta a observarlo, Frida tragó saliva al observar Alexis Fráncfort que también la observaba fijamente.
—Señor Alexis - Frida hizo todo el intento de no perder la compostura ante el hombre, aunque aquello en su condición era difícil.
—¿Estás pensando ocultarte de mí toda la vida? - El hombre tenía el rostro colérico y con sus facciones endurecidas se veía aterrador de la misma manera que encantador.
— Señor Fráncfort no quiero ser descortés con usted, pero en estos momentos estoy ocupada si me disculpa tengo que retirarme - Frida se alejó o al menos eso, intento, pero las manos de Alexis la agarró del brazo.
—¿Estás con tu jefa? ¿Qué estás haciendo en China? - Fue la pregunta realizada por el hombre.
—Aquello no tiene nada que ver c