El teléfono suena en mi mano y lo contesto sin perder tiempo
– señor, los tenemos – dice Jasón con rapidez, Max está colocándose en posición
– bien, ¿Cuántos son? – pregunto tratando de mirar afuera, una bala rosa el costado de mi brazo haciendo un pequeño corte que no tarda en comenzar a sangrar.
– 5 hombres cada uno apostado en una de las azoteas de las casas circundantes, como lograron llegar a ellas no lo sé, pero hay un grupo de camionetas negras estacionadas a un par de cuadras después de la casa de los Primes – dice Jasón explicándome con rapidez la situación – señor Max está en posición – agrega con rapidez
– Bien, solo necesito uno con vida – sentencio y escucho al otro lado de la línea la voz de Max
– Bien