Comienza a acariciarme sobre el pantalón, encendiéndome aún más, así que sin pensarlo más, me separo de ella, me pongo en pie y le tiendo una mano, ella la ve dudando un instante pero la toma, tiro de ella y de inmediato la envuelvo en un abrazo, beso su frente y susurro sobre ella.
– venga vamos hacer temblar un poco los cristales de mi habitación con tus gritos de placer – ella ríe negando con la cabeza y me observa divertida
– ¿Qué estamos haciendo? – me encojo de hombros
– ¿follando como conejos? – pregunto con el ceño fruncido y ella ríe
– En serio Claus, porque estas actuando así conmigo – hace una pausa y suspira – sé muy bien que no has dejado… – la detengo
– no digas nada Max, si te molesta lo que estamos haciendo dilo y te dejare en paz, no eres la única op