Ese pequeño gesto hace que mi corazón lata deprisa y es una sensación tan extraña y atípica que no logro comprenderlo.
– Entonces no eres tan malo – comenta más para sí misma que para mí, rio
– No diría eso… pero si eso te tranquiliza está bien – hago una pausa y sonrió ampliamente – no soy tan malo
– Todos en el restaurante de Pit estaban aterrados ese día – comenta con la vista fija en sus pies descalzos
– como cada vez que paso por allí… han visto u oído ciertas cosas sobre mí que no son tan agradables – comento entrelazando mis dedos y colocándolos sobre mi rodilla
– A mí no me parece que des miedo – comenta con una sonrisa en los labios y eso me hace reír
– Nena no quieres verme en plan de dar miedo – ella suspira y asient