La comida estuvo muy buena, el señor Yusuf no dejaba de mirar mi tremendo suéters, pero luego me acostumbre a su incómoda mirada, mientras que la señora Emily nos contaba un poco acerca de las nuevas flores que llegaron a su floristería.
-Hijo, es hora de que nos vayamos-dijo su madre acabando su comida.
Cómo dicen por ahí, Nicolás ya comiste ya te vas, reí por dentro al recordar ese viejo dicho.
-Está bien mamá, los acompañó-Tayyar tratando de ser amable con sus padres. Que lindo.
Ya los padres de Tayyar se han ido y la casa volvió a la normalidad, me refiero a una tranquilidad que relaja.
-Amor, creo que ya llegó tu ropa-dijo tayyar asomándose a la ventana.
-Que bien.
Un hombre de más o menos cuarenta años fue quien trajo el pedido, es una caja enorme.
Estaba nerviosa por abrirla.
-Vamos, ábrela-me dice tayyar mientras sonríe de felicidad.
Estaba esperando que me diera la orden.
Empecé a abrir la caja con mis manos temblorosas, y de inmediato una sonrisa se dibujó en mis labios.
-¿T