—¿Quién lo hubiera pensado? —dijo Bill lentamente, interrumpiendo sus palabras—. La testaruda e independiente Katy Lenoi es un alhelí.
—¡Un alhelí! —dijo ella horrorizada. Gracias a Dios que los niños no sabían lo que eso significaba. Ella nunca lo habría expresado así.—¿Una violeta encogida, entonces? —sugirió él con los ojos brillantes.En realidad, era bastante tímida, y relacionarse con un grupo la hacía sentir un poco perdida. Todo lo que podía decir tan bien sobre el papel, nunca salía de su boca con la misma delicadeza y efecto.Katy suspiró. Esto se estaba complicando demasiado. Cuanto antes salieran de su casa los niños y su guapo abogado, mejor. De repente, Lily dio un grito cuando su cuchillo se deslizó sobre su dedo. Katy se levantó de su silla al instante, a