Capítulo 24.
-En mi defensa diré que jamás has creído en mi. -Oliver era determinante.
-Y en la mía diré que no sé qué puñetas haces aquí, Oliver. -Brianda estaba más que molesta- En ningún momento pedí que se te avisara de nada... Y no creo en ti porque desde que te conozco me has estado mintiendo, y no me refiero al pasado que no recuerdo, sino al presente. -la ira dominaba en ese momento a la joven.
Media hora antes...
Un año había transcurrido desde aquel día en que se marchó de la casa de Oliver, al cual no había vuelto a ver.
Se había estado comunicando con Rosi durante todo ese tiempo por mensajería instantánea y Milagros pasaba varias tardes con Oliver y algún que otro fin de semana.
Se encargaba de que hubiera siempre un intermediario que le entregase la niña a Oliver y luego la recogiera.
Brianda estaba llegando en el taxi.
Había pasado el fin de semana con Milagros en Disney y llegaba totalmente agotada.
Pero si la veía así de feliz todo merecía la pena.
Su felicidad era lo