"No te subestimes. Para él eres diferente a los demás", dijo Avery. Entonces se le ocurrió una forma perfecta de describir su relación. "No son hermanos de sangre, pero son más cercanos que los verdaderos hermanos".
Los ojos y la voz suave de Avery habían llenado de culpa a Ben. "Tienes razón. Somos muy cercanos, así que puedo asegurarte que solo te ha querido a ti. Eres la única con la que quiere envejecer".
A Avery le extrañaba que hubiera mencionado eso. Sus palabras le habían recordado de alguna manera a Ruby. Ese día era primero de mayo y la bebé de Ruby estaba a punto de nacer o ya había nacido.
Al notar la mirada sombría de los ojos de Avery, Ben le preguntó con culpabilidad: "¿En qué estás pensando?".
"Me pregunto si Ruby habrá dado a luz", susurró ella, pero Ben la oyó alto y claro.
Como si alguien lo hubiera hechizado, contestó instintivamente: "Sí lo hizo. Tuvo una hija".
Avery no esperaba obtener una respuesta de Ben. Al instante, su mente aturdida se puso sobria mien