Sábado 21 y el Sol está en su máximo potencial, decido broncearme un rato. Me pongo un bañador de color vino tinto después de haber desayunado unas tostadas con queso y jamón.
Le mando un mensaje a mis padres, agarro mis lentes, las llaves del departamento y bajo al área de la piscina.
En la zona de la playa veo a las amiguitas de Giovanna La Cruz y le pido a todos los santos que ella no ande cerca y mucho menos su hermano.
La mañana se pasa volando y yo ya estoy como un camarón, hidrato mi piel para que no se maltrate. Decido subir a la hora del almuerzo y me sorprendo al verlo en mi puerta.
—Doctor La Cruz ¿Se le ofrece algo?
Tiemblo, me siento tan indefensa con semejante hombre al frente y yo con tan poca ropa.
Me recorre de arriba a abajo y juro por Dios que ya me calentó hasta el alma con esa mirad