- Aldo, no puedo lidiar contigo ahora, tengo prisa…- le dije pasando a su lado alejándome rápidamente de él - Sólo quiero hablar, regálame un par de minutos ¿A dónde vas? Puedo acompañarte y hablamos en el camino – comenzó a seguirme, en seguida me detuve y giré hacia él, extendí mi brazo y lo empujé del hombro para hacer espacio entre nosotros - ¡No! deja de seguirme, deja de hablarme, deja de buscarme, desaparece como lo hiciste antes y no vuelvas más… - gire de nuevo regresando a mi camino y seguí caminando hasta que me subí a mi auto que estaba en la esquina, no pude evitar mirar por el retrovisor, él seguía ahí de pie, como congelado mirando en mi dirección con una expresión de dolor en su cara, encendí el auto y me alejé, al dar vuelta en la siguiente calle me detuve, estaba temblando, a penas podía respirar, cerré los ojos tratando de calmarme y tenía el rostro triste de Aldo grabado en mis párpados, volví a abrirlos y las lágrimas comenzaron a fluir, el momento que tanto habí