Relaciones

Voy con Spencer y Dalton escaleras abajo para buscar a las chicas, los ánimos bajo no son demasiado diferentes a como lo era cuando encontré a Dalton arriba, por lo que es evidente que me había perdido de algo, pero al parecer no soy el único

— Veo que regresaste temprano — gruñe Dalton al encontrarnos con Val en la cocina, ella y Gina están haciendo inventario, Val se ha cambiado y luce completamente sorprendida ante el comentario de Dalton.

— Te dije que tenía una reunión con un inversionista — dice Val, evitando el contacto visual, me acerco al refrigerador y tomo una cerveza, esperando a que llegue Angie para intentar sonsacarle información.

— Ya — Gina pone los ojos en blanco — ¿Trevor ira esta noche? — pregunta intentando disminuir la tensión.

— ¿Qué celebramos? — cuestiono dejándome caer en una silla, Gina me mira con simpatía

— Es el primer año de Spencer en la galería — explica cerrando una de las libretas de inventario — a ti te haremos una cuando sea tu turno — añade, sonrío, menuda costumbre interesante.

Angie, Owen y Sasha no tardan en llegar, y mi mirada va directo al rubio de lentes, su look es definitivamente del tipo nerd, camisas largas debajo de un suéter de lana y pantalones caqui, es sencillamente guapo, Angie me da un codazo en las costillas, que ha hace escupir mi cerveza, pero claro, ella es la reina de disimular

— Deja de violar al pobre Owen — me dice riendo en un susurro ahogado— si su novia lo pone nervioso, tu lo vas a matar de un infarto

— ¿Qué puedo decir? — replico acabando mi cerveza, intentando bromear de regreso, como si no sintiera que acababa de perforar en hueco en el costado — tengo ese tipo de efecto.

la risa de Angie atrae la atención de Dalton, quien frunce el ceño, como diría mi antigua compañera de cuarto, Lita Diooooos, aquí hay tela que te quemas, me pregunto si puedo sonsacar a Angie al respecto.

Val y Gina suben a ponerse algo diferente para salir y Spencer regresa de quien sabe donde con un nuevo chaleco y camisa, su aspecto hípster es entretenido de ver, ya que había descubierto que coleccionaba los chalecos.

Vamos a un bar que está en un par de calles más abajo, es un bar bastante concurrido, y por lo que veo en cuanto ingresamos ya los conocen en el interior, venir de fiesta es algo que tenía tiempo sin experimentar, así que decir que estoy emocionado es un eufemismo, y que realmente disfruto este tipo de reuniones, los pocos amigos que solía tener en mi época del instituto ya habían perdido el contacto conmigo por lo que realmente no valía la pena rememorar demasiado aquella época.

— Vamos Scott, quiero ver que tan cierto es que los gays saben mover el culo — dice Angie gritando por encima de la música fuerte y tirando de mi brazo, riendo y empezando a sentir el efecto de la primera cerveza, le sigo el juego, Spencer y Gina se van a buscar una mesa mientras que Val, Owen y Sasha se nos unen en la pista de baile y Dalton se encarga de las bebidas

Realmente no me considero bueno bailando, pero me la paso increíble con todos en la pista de baile, en mis dos años viviendo en España había aprendido algunos pasos decentes. Por lo que bailo con Angie, luego con Sasha y también con Val, que intenta resistirse, pero finalmente cede, las tres son excelentes bailarinas, finalmente Spencer y Dalton se nos unen también, por lo que Dalton saca a bailar a Val, Owen a Sasha, Spencer a Gina y yo regreso con mi pareja inicial, Angie.

— Vamos a la mesa, me muero de sed — grita finalmente en mi oído, así que la sigo con gusto, somos los únicos que no hemos tomado descansos, Val y Spencer están en la mesa, Owen nos sigue luego de un rato, trae un par de cervezas que reparte, están heladas, lo que es perfecto, ya que estoy empapado en sudor.

— M****a, hace años que no salía de fiesta — digo contento, Owen me tiende el menú

— Estos locos salen de fiesta al menos una vez a la semana — dice poniendo los ojos en blanco, los demás se ríen

— No hay que perder las viejas costumbres — se queja Val sacando su cartera — Esta semana pago yo, pero a partir de la próxima, el nombre de Scott entra a la Urna

— ¿Urna? — pregunto curioso, Spencer aparta su propio menú y me señala con su cerveza

— Ponemos cincuenta dólares a lo largo de la semana, a veces por más tiempo, pero siempre se usa para salir en fechas especiales, pero una vez al mes sorteamos quien se queda con las ganancias — explica

— A mí me ha tocado dos veces seguidas— dice Angie sacando la lengua y ganándose un par de abucheos por parte de todos

— Por tramposa —se queja Owen — siempre metes tu nombre de ultima

Cuando finalmente se nos unen Dalton, Sasha y Gina, pedimos algo de comer.

La comida es fenomenal y empiezo a entender aún más la dinámica interna de la galería, Sasha y Gina eran polos opuestos, Gina era algo más silenciosa y tímida que Sasha, quien era casi tan salvaje con Angie pero un poco menos dispersa, Val era mucho menos elegante de lo que pretendía en la galería, aunque no lo digo como algo malo, solo es divertido de ver, Spencer s definitivamente el alma de la fiesta, Owen es divertido pero algo tímido, cosa que debo admitir, hace que me guste un poco, pero debo mantener ese tipo de pensamientos para mí, Angie era tan divertida y espontanea como siempre, Dalton tenía un humor oscuro, pero era evidentemente la figura paterna del grupo, por lo que de cierta forma puedo entender por qué hay una tensión extraña con Valentine.

Luego de cenar, nos tomamos un tiempo más charlando y tomando un rato, y me cuenta historias de la galería, haciéndome sentir bienvenido.

— Enserio, debiste ver su cara, fue precioso — se burla Dalton mirando a Angie, quien ha enrojecido de la vergüenza y la risa mientras cuentan la historia sobre como casi acepta convertirse en la esposa de un cliente árabe.

— No sabía que esa palabra significaba matrimonio, te lo juro — se defiende ella mirándome — pero en mi defensa, él dijo que me daría un auto

— Sí, como regalo de bodas — se mofa Valentine riéndose — Si no fuera porque Adrien estaba en la ciudad y entiende árabe, podría estar de quinta esposa de un árabe rico y presuntuoso

— Si lo pones así no suena tan mal plan — digo divertido, haciéndolos reír, tomo un trago de mi cerveza — No, enserio, solo piénsalo, si es rico, el puesto de quinta esposa es solo de trofeo, así que tienes acceso a la fortuna

Se ríen de nuevo, y así seguimos hasta casi las dos de la mañana, el local ha cerrado, pero seguimos en el interior, según me cuentan luego, es uno de los negocios de Val, aunque solo figura como dueña ya que a mayoría de las finanzas estaban a cargo de Owen, por lo que solían usar de forma bastante seguida el lugar, pero a demás había otros dos negocios calle abajo, una tienda de tatuajes y un restaurante, lo que me impresiona

— De forma general se puede decir que soy empresaria, pero me dedico más a ser galerista — explica Valentine recogiendo sus cosas — Bueno muchachos, fue una excelente noche, pero me retiro, a diferencia de ustedes, a mi si me toca lidiar a los ricos y presuntuosos que les compran su arte.

— Hasta mañana — nos despedimos todos, y sintiéndome cansado, también me levanto, mañana continuaría con la escultura de Alice, y quería empezar temprano, aunque era probable que avara con una buena resaca, por lo que me dirijo a la salida y le indico a Valentine que me espere, mi hotel está en la misma dirección, mientras charlo con ella mi teléfono suena con un mensaje y frunzo el ceño antes de tomarlo, ya que están por ser las tres de la mañana

Mi corazón se detiene. Es el numero de mi padre, el hombre más homofóbico de la historia, y quien, a demás, me culpa de la muerte de Alice, aunque con amargura, pienso que tiene razón, pero recordando lo que dijo Benjamin sobre mi madre, me hace dudar.

" ¿Donde estás?"

Aprieto la mandíbula, los recuerdos de los miles de veces que me insultó y humilló parecían regresar en tropel a mi mente. Mensajes siguen llegando

"Tenemos que vernos"

Suspiro y pienso si mandarlo a la m****a o simplemente dejarlo pasar, pero si Benjamin le había dado mi número y me estaba escribiendo debía ser importante.

"Por favor"

Maldición, no he visto al hombre en años, le importo una m****a. Pero cuando el último mensaje llega, definitivamente no puedo resistirme más.

"Es tu madre"

No he visto a mis padres en años, no desde la operación.

Así que ahora, luego de más de cinco años de no hablar o ver mis padres, me siento nervioso, mis manos sudan y el corazón me late con fuerza, cada vez que tengo esa sensación de golpeteo en mi pecho no puedo evitar ser consciente de que el corazón en mi interior no me pertenece realmente, y el saber que perdí cualquier lazo familiar que me quedaba realmente, también lo perdí debido a el sacrificio de mi hermana.

La sensación de opresión en mi pecho aumenta, me obligo a pensar que es mi preocupación, no la suya. Pero a veces, es como si ella aún viviera, a través de mí, le hice la promesa incluso antes de saber que ella se sacrificaría por mí, le hice la promesa de vivir al máximo, de aprovechar los años de vida que me otorgó, los años de vida a los que ella renunció

Eso fue lo que me pidió. Pero eso a papá nunca le importó.

Cuando llegué a casa la noche anterior, había llamado a papá de inmediato pero su mensaje fue corto, hosco y sencillo, nos veríamos en un restaurante llamado Cherry’s a la hora del almuerzo y nada más, se había limitado a darme las indicaciones para llegar y luego había colgado diciendo que era importante.

Intenté llamar a Benjamin ya que Valentine me había dado su contacto, a demás de que me había añadido a un grupo de W******p en el que desgraciadamente Spencer y Angie se la pasaban enviando memes y videos estúpidos.

Estoy intentando distraerme de mi ansiedad leyendo algunos de sus mensajes cunado finalmente veo a las dos personas que he estado esperando

Llegan justo a tiempo, mi padre, luciendo hosco y con mirada irritada, como siempre, en un traje hecho a la medida zapatos lustrosos, es sorprendente el parecido que tiene con Benjamin, en especial el aura de rectitud y la mirada seria. Junto a él, está mi madre, la mujer que me dio la vida una vez, a la que recordaba llena de vida y hermosa, estaba delgada, demacrada y su cabello blanco por las canas recogido en un moño apretado, la hacía lucir severa, pero no es así, sus ojos son dulces y se humedecen en cuanto me ven

— Scott — llama abriendo sus brazos, que tiemblan a causa de la emoción, no puedo evitar dejarme llevar por la emoción y abrazarla, no he abrazado a mi madre en unos ocho o nueve años, tenía demasiado tiempo sin verla y malditamente la extrañaba, su abrazo es fuerte y besa mi frente

— Mamá — digo finalmente, la evalúo de inmediato, algo sucede. Puedo verlo en la forma en que rehúye a mi mirara, y la forma rígida en la que se sostiene, miro a papá en busca de respuestas, pero se limita a mirarme con ojos críticos.

Papá la ayuda a llegar a la mesa, y de inmediato espero malas noticias, incluso se Benjamin ya me había dado esa idea de que ella estaba enferma, no es lo mismo que verlo de frente y darte cuenta de que la fuerza se había desvanecido, papá suele mantenerse firme y no expresar nada más que desdén, pero en cuanto su mirada se posa en mi madre, la preocupación lo invade, y es cuando noto que el no luce tan firme como siempre,  sino que tiene una apariencia cansada y luce más viejo que de costumbre.

— ¿Qué es? — pregunto tragando el nudo que se ha formado en mi garganta, pero no obtengo una respuesta inmediata, papá se toma su tiempo en ayudarla a sentarse y posicionarla en la silla, luego de un momento de silencio, ellos se miran, se comunican de esa manera silenciosa que solo se consigue luego de años de matrimonio.

— Comamos primero — dice mamá sonriéndome, papá asiente hoscamente y me indica con la mirada que no le contradiga, por lo que me limito a asentir, pero no puedo solo dejar que las cosas pasen como si nada mientras me carcome la duda.

— ¿Como te sientes mamá? — pregunto tomando su mano temblorosa, ella me sonríe con todos los dientes, luciendo más que contenta de verme, lo que, a decir verdad, me hace sentir aliviado.

— Excelente, cariño mío, en especial ahora que estás aquí — asegura acariciando mi rostro — los dos — añade poniendo una mano en mi pecho, que duele ante el contacto, papá me fulmina con la mirada y en medio de gruñidos llama a una camarera, disimuladamente limpio mis lágrimas mientras miro el menú.

— ¿qué quieres comer, querida? — dice papá, pasando de mi por completo. Intento no irritarme, es obvio que algo malo sucede y no quiero empeorarlo, incluso si no piensa decir nada demasiado obvio sobre lo que ha dicho mamá sobre Alice.

Papá levanta la mirada y llama a una de las camareras que ronda cerca de nuestra mesa, ella se acerca y sonríe en nuestra dirección

— Bienvenidos a Cherry’s ¿Qué desean para almorzar? El día de hoy tenemos un especial de Pasta Alfredo

— Sandwich de pavo — dice mamá sonriéndole a la camarera, hago mi pedido y em cuanto la muchacha a se va, un tenso silencio cae sobre nosotros. Mamá luce distraída rebuscando en su bolso y papá evita mi mirada. Por lo que me limito a observarlos.

Mamá tiene setenta y dos y papá ochenta. El viejo es testarudo y cuadrado a morir. Mi madre en cambio es dulce y mansa, su historia de amor era demasiado extraña para mí. Pero ellos lo hacían funcionar, se amaban y aunque habían tenido hijos (En especial a mi) a una edad algo avanzada, me habían dado todo lo que necesitaba, siempre, o al menos así solía ser hasta ese incidente en el que descubrieron mi orientación sexual y me sacaron de la casa, me retiraron los fondos, incluso mis cuentas del hospital fueron pagadas por Benjamin como una última muestra de buena fe.

Cuando papá renegó de mí y el corazón de mi madre quedó destrozado, lo único que pude hacer fue ir con Alice, quien me brindó refugio y me dio el amor que necesitaba, en ese entonces solo tenía dieciocho años y luego de haber decepcionado a mi padre con el asunto de no querer ir a la universidad a estudiar negocios, el asunto de mi orientación sexual había sido la gota que colmó el vaso.

Luego de un rato, mamá finalmente consigue lo que sea que ha estado buscando en su bolsa desde hace un rato, es una caja de bombones, mi corazón se aprieta cuando me los tiende.

— Ten, es para ti, se lo mucho que les gusta — dice con dulzura, y sé que el gesto significa tal vez más para ella que para mí, desde que era pequeño la veía compartir uno de esos bombones con mis hermanos y conmigo, siempre nos obsequiaba uno antes de ir a dormir, pero su ceño se frunce repentinamente y sus ojos se nublan, empezando a parecer confundida — ¿Es para mí? — pregunta ahora, su mirada se nubla y sonríe como una niña que acaba de recibir un regalo, lo que a decir verdad es casi perturbador de ver por la forma tan drástica en que sucede — ¡Muchas gracias! A mis hijos les encantarán — se gira para mirar a papá, quien cierra los ojos, sus hombros tiemblan y yo intento comprender. Pero no es hasta que mamá mira a papá como si nunca en la vida lo hubiera visto, que entiendo lo que pasa y m****a, duele hasta el fondo de mi alma — ¿Quién es usted? !¿Dónde está mi marido?!

— Anne, soy yo, cariño, Gerald — dice papá con dulzura, una dulzura que nunca había visto en él y que supongo es esa misma dulzura la que mamá veía en él, además, ante la situación, puedo ver que esta no es la primera vez que esto pasaba

— ¿Gerald? ¡pero si está viejo! — anuncia mamá con ojos nublados por la confusión, mirando alrededor, como si intentara comprender su entorno y no pudiera dar por completo con el contexto de la situación.

Cierro los ojos, sintiendo el peso del entendimiento en mi pecho. A ella le duele también. Lo sé, se siente más intenso de lo que debería.

— ¿Hace cuánto? — pregunto una vez que mamá se tranquiliza, la pregunta es para papá, pero ella me mira como si estuviera hablando de algo diferente, luce distraída, y empieza a murmurar cosas que no entiendo, está demasiado dispersa, contando con los dedos, pero se detiene en el cuatro y vuelve a empezar

— Un año o más — dice papá tristemente, luce devastado y demasiado afligido como para sentirme tranquilo, es demasiado penoso verlo en esa circunstancia, y ver  mi madre estando aún peor, me hace sentir desgraciado, sé que están sufriendo, y me duele, en especial porque yo había estado apartado de ellos y no tenía idea — hoy es un buen día, se acuerda de ti, de todos, pero nunca en el tiempo correcto, siempre hay detalles que faltan, tiene momentos en los que revive momentos del pasado y es como si no estuviera allí

— ¿Ha empezado algún tratamiento? — pregunto tragando con fuerza al ver a mamá parpadear y acariciar la caja de bombones, la forma en que su mirada se nubla en un intento de comprender lo que sucede a su alrededor es demasiado duro de ver, ella era una mujer fuerte que solía pasar su tiempo libre leyendo libros y tejiendo.

— sí, pero ella ha empeorado — admite, mirándola con pesar, incluso hay lágrimas en sus ojos, sé que le duele verla así, con todos sus defectos, papá era un hombre que amaba locamente a mi madre, no había dudad de ello, y pude ver el dolor en su mirada cuando ella cuestiona su identidad — a veces es como si fuera una niña, no sabe quién es quién.

— ¿Por qué m****a me están diciendo esto ahora? Realmente no era tan difícil encontrarme — gruño cabreado, enojado con la forma en que nuestra familia se había separado por algo tan estúpido como el orgullo, y la muerte de un ser querido, aunque ellos me culparan de la muerte de Alice, no eran los únicos que estaban de luto.

— ¿Y enfrentarla de nuevo a toda la desgracia que nos trajiste? — escupe en un susurro. Nos traen la comida y mamá parece volver en sí antes de que decida si cometer parricidio está tan mal como suena.

— ¡Sandwich de pavo! — dice ella con una sonrisa, alegre, pero parpadea un poco confundida al mirar al lugar donde la camarera había estado hace solo unos minutos, casi como si esperara verla parada allí de nuevo, luego de un momento en el que intenta disimular su confusión, ve los bombones y me los tiende de nuevo

— Se que les gusta — asegura, tomando mi mano con cariño, y no puedo evitar derramar lágrimas cuando veo el amor en su mirada — ¡Te extraño tanto! —Tu padre dijo que...que...

— Ha estado ocupado — dice papá acariciando su espalda, como en un intento de tranquilizarla, ella lo mira asintiendo, como si tuviera todo el sentido del mundo, aunque supongo que, para ella, en su mente confundida y turbulenta, lo tiene, tomo una respiración profunda, mis músculos tensos por la necesidad de reaccionar.

En ese momento llega la camarera con nuestros platos, pero la carne que he pedido ya no se ve tan apetitoso como antes, tengo un nudo en el estomago y realmente no creía que pudiera contener cualquier cosa en el estómago.

— Eso, eso me dijo, que has estado ocupado, ha sido una semana muy larga sin ti en casa — dice distraídamente mamá mientras mira su Sandwich, como intentando averiguar que tenía en frente.  Quiero gritar, patear o golpear algo. Pero al mirar a mi padre... Siento tristeza, el hombre tiene ochenta años, y se ve cansado y demacrado, probablemente lo está, así que me obligo a relajarme, y dialogar tanto como se puede, con ellos, de forma superficial, temas tan banales que a duras penas consigo prestar atención, pero luego de un rato, ninguno tiene demasiado que decir.

Comemos en silencio, mamá me ofrece la caja dos veces más.

— ¿Por qué no me avisaron a tiempo? — insisto, luego de ver a mamá asegurar que ella tenía una caja de bombones en su bolso y que la había traído para mí, así que miro a papá, sintiéndome desolado — ¿qué hay de los medicamentos, terapias?

— ¿crees que no lo he intentado todo? — gruñe el viejo, cabreado conmigo en respuesta— Benjamin y yo nos hemos desvivido por tu madre

— ¿pero?

— ella quería verte — admite a regañadientes, obligándose a mirarme a los ojos, eran ojos más tristes de lo que recordaba— aún tiene momentos lucidos como hoy, a veces ni siquiera sabe quién eres...pero me pidió que te dejara verla en cuanto Benjamin nos dijo que estabas en la ciudad.

Asiento, así que Ben les había dicho, pero ellos habían dudado en contactarme

— ¿Hay algo que pueda hacer para ayudar? — pregunto, aunque sé la respuesta.

— No quiero nada de ti — escupe — hago esto por tu madre, no por mí, lo sabes muy bien

— ¿Alguien la está cuidando? — añado, el hombre quería una discusión, podía verlo en sus ojos, pero también desesperación, y por el bien de todos, me mantengo tan sereno como me es posible.

— tenemos dos enfermeras en casa, pero...— sacude la cabeza — cada día está peor

— ¿Benjamin? ¿Qué haces en esa mesa, hijo? — pregunta mamá frunciendo el ceño y mirando a un pequeño niño en una mesa cercana, mamá hace un ademán de levantarse, pero papá la detiene.

— Hoy está tranquila, a veces... A veces no la reconozco — la voz se le quiebra y mi corazón se aprieta. Papá estaba destrozado, y realmente no sé qué hacer para ayudarle — quiero que la visites, la tranquiliza ver tu foto — admite a regañadientes — Y la de Alice.

Acepto, de inmediato, si esa era la forma de ayudar a mi madre, lo haría, incluso si eso me destrozara el corazón, y se que papá se siente igual.

El resto de la semana, mi humor se vuelve sombrío, pero cuando los chicos hacen una de sus reuniones semanales en el bar del tío de Spencer, y decido ir con ellos.

Necesitaba un puto trago.

Pero esta vez no estoy demasiado animado, Angie dejó de preguntarme que sucedía y se fue con Dalton a la pista de Baile, Valentine no había llegado y Gina estaban en el baño y Sasha estaba buscando otra ronda de tragos, Spencer en cambio estaba empeñado en conseguir el número de una chica

— Él probablemente se meta en sus pantalones diciéndole que tiene el cuerpo perfecto para uno de sus cuadros — Explica Owen poniendo los ojos en blanco, se ha quedado en la mesa toda la noche, charlando alegremente y bebiendo del pico de una botella, sonrío sin poder evitarlo por la forma en que agarra la botella, bien podría agarrarme a mí de esa manera.

Sacudo la cabeza, necesitaba acostarme con alguien para dejar de pensar cosas obscenas sobre Owen, no estaba bien para nada.

— ¿le funciona? — pregunto, haciendo conversación. Owen se ríe y asiente, divertido con la situación, es buen conversador en general, así que tomo la oportunidad para distraerme un poco más, apartando mi mente del problema con mi madre.

— Se ha acostado con todas sus modelos — asegura divertido

— Oh, Val llegó — anuncia Angie aplaudiendo, y llegando a la mesa, el olor a alcohol que emana de ella es impresionante, por lo que me sorprende que siga en pie, cuando me giro para mirar a Val tardo en reconocerla. Parece la novia de un motero ¡Y me encanta!

— No sabía que tenías tatuajes — comento al ver sus brazos, ella sonríe mientras toma la cerveza de Owen y se la toma de un trago, Angie se emociona y gritan contentas

— Soy tatuadora en mis ratos libres — dice riendo y sentándose a mi lado, pronto los demás se unen al grupo y le saludan contentos

— Creí que eras galerista — replico, recordando la última salida y agradeciendo la distracción

— Soy empresaria por profesión, galerista por vocación y tatuadora por diversión— repone ella divertida — o tal vez es lo contrario, de todas formas, los cubro la mayor parte del tiempo, tengo algunos clientes algo presuntuosos

— ¿Puedo ver alguno de tus trabajos? — pregunto, pensando en la posibilidad de hacerme un tatuaje, luego de haber salido del hospital, realmente no quería saber nada de agujas, pero la idea ahora me parece bastante factible, Dalton y ella se miran divertidos, antes de que ambos, incluso Spencer, quien se había unido al grupo con una sonrisa triunfante en su rostro enseñan sus brazos, los tatuajes son geniales, realmente sabía que tenían tatuajes pero no los había detallado antes, los tatuajes son  a color y con un estilo bastante envidiable. La técnica era impresionante

— No sabía que eras tan malditamente buena — digo, y ella sonríe casi con timidez

— Valentine — todos saltamos del susto al ver a Adrien de pie junto a la mesa, luce malditamente cabreado al mirar a Valentine. Quien lo mira impasible — Fuera. Ahora.

— No quiere ir contigo ¿acaso no está claro? — gruñe Dalton, los demás, viendo la tensión, buscamos una vía de escape

— ¿Quién quiere bailar? — pregunta Angie.

— Yo — responde Spencer

— Yo — canta Owen

— y yo — replico levantándome

Nos alejamos y llegamos a la barra

— Si no te había llegado el memo — dice Spencer — La vida de Valentine es como una novela para nosotros

— Pues menuda novela — repongo recordando ese día en el hotel.

— como sea, Spencer, vamos a bailar — murmura Angie tirando del hipster y perdiéndose en la multitud

— Bienvenido a Blue Valentine — murmura Owen pidiendo dos tragos con un gesto al barman — como diría Trevor: un lugar lleno de lujuria, drama, y artistas melancólicos.

— ¿Como es que un lugar así acaba siendo la más popular galería de New York? — pregunto tomando mi trago y mirando a la pareja de franceses discutir, mientras Dalton intenta sacar a Adrien del lugar

— Lo mismo me pregunto yo — ríe Owen poniendo los ojos en blanco y moviendo la cabeza al son de la música — pero me gusta creer que es por mi excelente manejo de las cuentas

— ¿Como es que acabaste trabajando en la galería? — Owen me dedica una sonrisa torcida, es una sonrisa linda y casi tranquilizante

— Yo estaba en la calle — dice haciendo una mueca — literalmente, me habían despedido de mi trabajo por algo que no hice, y nadie me contrataba, fueron dos años de m****a, sin un centavo. Empecé a vivir en la calle, me corrieron de mi apartamento, y como no tengo familia, realmente no tenía a quien acudir y el despido me dejó con muy mala fama. Valentine se ofreció a contratarme. Ella me daba un croissant y un café a diario, se sentaba en la misma banca del parque a leer un periódico y charlaba un rato conmigo, hasta que le comenté lo que me pasó. Es muy buena escuchado.

—  Me alegro — digo impresionado, realmente era una cosa difícil de imaginar, yo definitivamente no habría podido pasar por algo así, la única razón por la que no había terminado en la calle luego de la operación fue por el dinero que me dejó Alice  — no es algo que hace cualquier persona.

— A mí me estafaron — digo en cambio — ganaba poco y bueno... El resto es una m****a.

— Vamos a bailar, no tengo ganas de desahogar las penas en la barra — gruñe dando un último trago de su cerveza.

Más que encantado, me dirijo a la pista y empiezo a bailar con él, sorprendido de que realmente no le incomode, pero no lo pienso demasiado, me dejo llevar. Intentando por una vez, no pensar en las mil cosas que estaban mal en mi vida.

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