Miro el edificio frente a mi sintiéndome ligeramente intimidado, finalmente estaba dando un paso importante, estaba frente a la galería más famosa de Nueva York, a punto de conocer a la dueña, ella decidiría si mi trabajo era digno o no de ser expuesto — mierda, yo soy malditamente bueno en mi trabajo — pero he soñado con este día tanto, que me cuesta creer que estoy aquí.Doy un suspiro antes de entrar, en cuanto cruzo las puertas me siento en otro universo; dentro el aire es ideal, un ligero aroma a canela llena el espacio, las paredes del recibidor tienen fotografías de las principales exposiciones, pintura, fotografía, dibujo y escultura, con una muestra de los artistas que estaban exponiendo, levanto las cejas al ver una pintura especialmente llamativa, pero debajo no hay ningún nombre. — Es una de mis favoritas — dice la voz de una mujer, me giro hac

Mi primer mes en la galería pasa más rápido de lo que imaginé, luego de que Adrien hablara con su socio, otra de mis esculturas se había vendido por una cifra exorbitante, incluso sin contar lo que tomó Val, la cantidad era tan malditamente buena, que no sabía qué hacer con tanto dinero. Excepto trabajar. Compré más mármol y cinceles nuevos, me sentía como un niño en juguetería, pensé en alquilar mi propio lugar, pero por primera vez en mucho tiempo, me sentía extrañamente a gusto aquí, Angie y su maldita cámara rondando siempre alrededor, los chistes sucios de Dalton, eran casi tranquilizantes, durante más de seis años no me sentí cómodo con relacionarme, pero tal vez ahora podría incluso tener amigos. — Aquí estás — me sobresalt

— ¿Dónde está Spencer? — pregunta Owen mirando una libreta de notas, es lunes por la mañana y todos estamos reunidos en la sala de descanso, son las siente de la mañana y la galería no abrirá hasta las diez, peor Val nos pidió que llegáramos temprano, todos habíamos llegado, menos Spencer — En Starbucks — señala Angie riendo, tiene ojeras y el cabello revuelto, está sentada en uno de los sofás luciendo más que contenta de estar despierta a pesar de la evidente falta de sueño — es demasiado Hipster como para no ir antes del trabajo — No sé — comento mirando a Angie, sentándome junto a ella, había encontrado que pasar el rato con ella era divertido — Pero los Hipsters son calientes. Angie vuelve a reír de esa manera contagiosa hasta que Val nos

Accedí a ser la cita de Val en un impulso, pero mientras se acercaba la hora de ir a recogerla a la galería, me empiezo a arrepentir, realmente no se me ocurre que reacción podrá tener Benjamin o mis padres al verme, en especial si no me habían invitado incluso cuando yo estaba en la misma casa que ellos hace un par de días, pero quiero pensar que es para no remover viejas heridas. Me tomé el trabajo de alquilar un traje, ya que bueno, la boda es esta misma noche, así que tenía que correr, Val iría con un vestido satinado color rosa palo, por lo que conseguí una corbata en un tono similar, al menos espero que sea similar, ya que solo tenía referencia del vestido por una fotografía, el traje es de color azul ultramar, y la camisa en un color crema que hacía resaltar la corbata, realmente no me gusta usar trajes con chaleco, pero conociendo a mis padres, es mejor ir para impresionar, pero, me encuentro en un dilema, no tengo ni idea de como atar una corbata, nunca me molesté en aprender

Despierto cerca de las ocho de la mañana, un poco más tarde de lo usual, pero me siento increíblemente satisfecho, y el olor a tocino me hace levantar una ceja de sorpresa, al mirar a mi lado, veo la cama vacía así que me levanto y me dirijo primero al baño, luego de cepillarme y atender al retrete, voy a la sala, donde la visión de un muy concentrado Alex intenta freír un huevo, hay tocino medio quemado en un plato y un par de tostadas llenas de mermelada— Buenos días — saludo, divertido con el pequeño caos que hay en la cocina, él salta sorprendido y el huevo que ha estado intentando quebrar cae al suelo— Mierda, lo siento, yo lo limpio — dice enrojeciendo, su reacción es casi adorable, por lo que me acerco para ayudar— Deja, yo lo hago, no quiero tener que ir al hospital por tu alergia — le recuerdo, él hace una mueca&mdash