Aitana revolvía su café mirando constantemente la taza, no quería elevar su mirada y encontrarse con la de Nick.
Él sonrió levemente.
_ Aitana, ¿Seguirás sin mirarme por mucho tiempo más? _ le dijo tomándole la mano _ Mírame pequeña, mírame por favor...
Ella soltó la cuchara la cual golpeó la taza y lo miró fijamente.
_ Ya... ¿Estás contento ahora? _ le dijo molesta.
Nick quedó perplejo, de la chica afectuosa de hacía unos minutos atrás no quedaba ni siquiera, el rastro.
El inspiró aire y lo soltó lentamente.
“Ahí vamos de nuevo, Dios dame paciencia” pensó Nick decepcionado ante la actitud huraña de la joven.
_ ¿Puedes decirme que sucede ahora? _ le dijo el hombre sonriendo _ Acabo de llegar, no creo que haya tenido tiempo de hacer algo que te moleste.
Ella arqueó una ceja.
_ No me has hecho nada Nick, ¿De dónde sacas eso? _ replicó la joven.
Él le apretó la mano y la miró cariñosamente.
_ No quieres mirarme y me hablas mal... _ le dijo el entristecido _ hace un momento me