Todos íbamos vestidos de negros como las películas, y yo odiaba el color negro, pero por la familia podía hacer una excepción. Aún no creía que íbamos a asistir al entierro de mis padres, aún no podía creer que estaban muertos y seguía sin poder creer lo del contrato, siempre queriendo controlar cada paso de mi vida, aún muertos sentía que me estaban dominando, mis hermanos apenas y me dirigían la palabra, me habían dejado muy claro anoche que si no aceptaba el contrato le perdería a ellos también...
Conocí a Andrud cuando llevaba 6 meses en la universidad, salí al parque a escribir un rato y allí estaba él con su moto, mirándome de reojo, me sentí un poco incómoda, pero esa mirada hizo que me me inspirara aún más a querer escribir, "la mirada del chico malo" porque sí eso era él para mí, alguien prohibido, que podía ver, más no podía tocar, ya que mi familia me mataría si salgo con alguien que no es de nuestra misma clase social, desde lejos se le notaba por sus jeans ajustado y gorra de lado. Todos los días al salir de la universidad me quedaba escribiendo un momento y siempre lo veía a él y él me miraba a mí. Hasta que un día: —¡No, no, no!— fije en voz alta – lo que he escrito no se puede arruinar – comenzó a llover y mis cosas se estaban mojando, recogía lo más rápido que podía, escuché pisadas y mi corazón se aceleró, al ver aquellos zapatos deportivos al lado de mí, ya sabía de quién se trataba, por una estraña razón mi corazón latía de una manera diferente, el se agachó y comenzó a recoger las cosas que se me habían caído al suelo — gracias – respondí bajito y él solo acepto moviendo la cabeza con un sí. Comenzó a llover un poco más fuerte. –Ya me voy gracias — le sonreí y me alejé —¡ Espera! – y allí fue cuando escuché su voz por primera vez — puedo llevarte a tu casa en mi moto ya estamos empapados ambos, así que mojarte no será un problema. –Vale mi nombre es Linsy – le entendí mi mano y ni yo misma sabía que estaba haciendo en ese momento. –Yo soy Andrud – estrechamos nuestras manos y sentí su piel tan suave que me gustó aquella sensación, sus labios al pronunciar mi nombre se veían muy llamativos y me reprendi al tener esos pensamientos que no debían existir. Le seguí y me monté en su moto azul. Y allí iba yo, con un extraño de distinta clase social sin saber si lo que quería era secuestrarme, aunque de algún modo me sentí tan segura a su lado, tranquila, en paz, sentí que le conocía de hace años. Cuando iba llegando a mi casa le pedí que me dejara dos casas antes, mis padres no podían verme bajar de una moto y mucho menos la de un extraño. –Gracias, debo confesar que jamás había subido a una moto, ha sido mi primera vez– dije mientras le entregaba el casco – el me miró fijamente, seguramente el maquillaje se me había corrido un poco por la lluvia. –Me alegra que yo sea tu primera vez en algo – respondió y yo le sonreí – permíteme tu teléfono, se lo dí – allí tienes mi número si desees que te lleve a algún lugar siempre estaré dispuesto. –Muchas gracias de verdad, gracias – el se acercó muy lentamente a mí y mi piel se tenso, me dió un beso en la mejilla y ese roce de sus labios en mi piel, se sintió especial, único, el chico que veía todos los días del que escribía secretamente, me acababa de besar la mejilla y había subido a su moto, ya tenía algo nuevo que escribir en mi historia. Me sentí mala persona por estar pensando en Andrud en el entierro de mis padres, y es que ¿En quien más podía pensar? No le había visto desde el accidente. Ese día le había prometido que nos escapariamos. Al terminar el entierro el abogado se me acerca: –Mañana tiene que tomar una decisión, ya que leeremos el testamento y me gustaría saber si va a estar en él o no. Para poder leerlo de la manera correcta. —Mañana a primera hora le tendré respuesta así que no se preocupe, tomaré la mejor decision– respondí decidida. — Espero que haga lo correcto – respondió estrechando mi mano. Mi mejor amiga se acerca y me da un abrazo. –Lo mejor es que vayamos por un café – me susurra. —¿Que piensas hacer? – me pregunta frunciendo el ceño. —La verdad no tengo ni idea, le he dicho a Andrud que lo veía hoy en la noche y allí tomaré una decisión solo te pido que no me juzgues por lo que voy a hacer y sigas siendo mi mejor amiga – dije tomándola de la mano. — Sé que Andrud ha sido tu amor todos estos años, pero tienes que pensar muy bien, estamos hablando de tu futuro, tu patrimonio familiar, tu familia Linsy no son cualquier cosa. Y Daniels es un chico genial, te podrás enamorar de él con el paso del tiempo – Negué con la cabeza. — El amor no se planea, llega solo y yo sabré que decidir, en fin es mi vida, como me dijo Andrud una vez, yo podré estar hermosa y tratar de convencer a todos que soy alguien, pero vivo en una cárcel una muy bonita de oro, pero sigue siendo cárcel, no puedo vivir encerrada toda mi vida o haciendo todo lo que los demás quieren. Mis padres han fallecido y creo que ha llegado el momento de tomar las riendas de mi vida es más le voy a pedir ha Andrud que venga por mí. — Está bien amiga siempre te apoyaré – respondió y me sonrió – piensa muy bien sí, es lo único que te pido, tu futuro como empresaria está en riesgo. Y sí tenía razón, pero yo no amaba ser empresaria, yo quería otras cosas, yo aspiraba más que un cargo, me parecía injusto que las personas creyeran que lo más importante era eso una buena posición social y muchos millones. Tomé mi teléfono y le envié mi dirección a Andrud, para que me buscara, sonreí al saber que iba a tomar la decisión correcta, mi futuro estaba únicamente en mis manos y no iba a permitir más que nadie decidiera por mí. Hace años sentía que no vivía mi vida y tenía que empezar a vivirla, no más normas, llegaba mi turno de ser feliz y sabía que Andrud me apoyaría y que ambos íbamos a ser felices tras vivir muchos años escondidos...