Por supuesto que no seguí el consejo de Rashid sobre comprobar si aún amaba a Ali, yo sabía perfectamente que era así, que le amaba, pero eso no arreglaría nada. Al llegar a mi habitación aquella noche, Ali ya no se encontraba allí, y yo me fui a la cama entonces.
A la mañana siguiente, me despedí de la familia y de mi hijo, para luego emprender el viaje en el turismo de Rashid.
Al llegar a Gibraltar, nos hospedamos en el mismo hotel en el que él solía quedarse, todos parecían conocerlo, y me hicieron sentir fuera de lugar desde el momento uno.
Asentí, mentalmente, intentando relajarme, ya que hac&i