Varias personas continuaron haciendo preguntas, y Melisa mostrando gran impaciencia.
—Está bien, ¿por qué maltratar a Melisa? ¿Sabes quién es ella realmente?
La madre de Melisa, sin pensarlo dos veces, se acercó y golpeó fuertemente la cara de Simón.
Simón refunfuñó fríamente y agarró con rabia la mano de la madre de Melisa, haciéndola caer en el sofá.
La madre de Melisa miró muy incrédula a Simón. Después de un momento, enloqueció y comenzó a maldecir furiosamente. Varios parientes que la acompañaban también acusaron y regañaron con enojo a Simón. En resumen, la insinuación era que Simón estaba engañando a su hija, aprovechándose de la belleza y la riqueza de Melisa.
Frente a esta mujer agresiva, Simón estaba muy furioso, pero por respeto a Melisa, se contuvo.
En ese momento, Melisa se levantó de repente y gritó: —¡Cállense!
La multitud quedó atónita ante el rugido de Melisa, mirándola fijamente.
Melisa exhaló y al instante se burló de sí misma: —Ahora se preocupan por mí. Cuando fui