—Alguien ha asesinado a nuestros compatriotas, estoy aquí para devolverles el favor.
—No entiendo— dijo Amparo.
Simón sonrió levemente y dijo con delicadeza: —No necesitas entender, hay cosas que es mejor no saber.
Amparo comprendió en silencio.
Sabía muy bien, que el mundo de Simón y el suyo eran completamente diferentes.
No podía comprender a Simón desde su propia experiencia.
Y en verdad, no era necesario.
Solo esperaba poder quedarse junto a Simón un poco más de tiempo, y eso la haría realmente feliz.
Justo cuando Simón terminó de recoger los platos, una voz resonó al instante.
—Simón, ven a morir.
Amparo se sobresaltó muchísimo y miró asustada a Simón.
Simón sonrió y dijo: —El espectáculo apenas comienza, disfrútalo.
Se dio la vuelta y salió directamente al patio.
Amparo lo siguió en completo silencio, manteniendo una distancia prudente.
Simón vio a Marcelo y Odilón en el patio y con arrogancia dijo: —¿Solo ustedes dos? ¿Vinieron a morir?
—¡Arrogante!
—¡Insolente!
Gritaron al mism