—¡Agáchense!
En medio del violento temblor, Simón lanzó un grito de advertencia, y todos se apresuraron a tirarse al suelo.
Apolinar murmuro con frustración:
—¿Qué demonios está pasando? ¿Qué ocurre en este lugar?
Justo en ese instante, una enorme roca se desprendió del techo y cayó directamente hacia Apolinar.
—¡Hermano!
Crisóforo se lanzó al instante sobre Apolinar, cubriéndolo con su propio cuerpo. Pero en ese momento, Simón apareció frente a ellos, empuñando con fuerza su Espada del Trueno.
Con un solo corte, una corriente de energía negra atravesó la roca, reduciéndola a escombros.
Los fragmentos se dispersaron en el aire y cayeron directo al agua debajo de la pasarela, provocando asi pequeñas corrientes en la superficie del estanque.
De repente, una cantidad numerosa de rocas comenzaron a caer desde lo más alto, amenazando con aplastar a todos.
Simón levantó ambas manos, y un resplandor blanco surgió de sus Guantes de Luz, envolviéndolo por completo.
En cuestión de segundos, una