Capítulo 2: Niña Linda

- Hola – mencionó ese chico de forma coqueta.

- Hola.

- Y vienes mucho por aquí.

- No tanto.

- Vaya que fría eres.

- Y tú eres muy obvio.

- Entonces sabes que deseo invitarte a una cita.

- ¿Dónde y cuándo?

- Te parece aquí, mañana como a esta hora – mencionó guiñándole el ojo, antes de salir de ese edificio y subirse a su automóvil.

- Eso fue raro – mencionó ella divertida, antes de girarse y avanzar a cumplir la misión que le había encomendado su padre de “liquidar” a un deudor, aunque en su mente estaba ese chico que le coqueteo.

Justo al salir de ese edificio sintió que alguien la observaba por lo que ella se puso seria, buscando mirar a todos lados de forma discreta y seguir avanzando ya que se supone ella no debería estar ahí.

En eso buscó perderse entre los peatones buscando caminar ligeramente rápido con la esperanza de que lo perdería de vista.

Tras avanzar aun sentía que la seguían por lo que busco esconderse en su edificio departamental, mirando atentamente a la puerta para ver quienes entraban notando que una sombra negra amorfa aparecía.

Eso la asustó por un momento ya que notó que ahora corría hacia ella por lo que no lo dudó y buscó sacar su pistola para dispararle notando que las armas no le causaban daño alguno.

- Divorcio, divorcio, fea, no te amo – repetía esa forma amorfa, donde ella buscaba correr para alejarse notando que su entorno había cambiado y se volvió un lugar oscuro con una luz al final del túnel.

- Pero… ¿qué pasa? – se preguntó asustada, en eso empezó a escuchar una vocecita a la distancia por lo que detuvo sus acciones mirando que de frente una nueva sombra aparecía en su camino, pero esta se notaba pequeña la cual poco a poco tomaba forma de una niña -. ¿Ah? ¿quién eres? – preguntó preocupada y en eso notó que la otra cosa había desaparecido.

La sombra pequeña se giró y empezó a hablar con ella, pero no se le entendía nada y justo en eso unas luces blancas la cegaron a la vez que sentía un fuerte golpe acompañado del ruido de unas llantas derrapando en el pavimento y un fuerte estruendo.

Ante eso Melissa abrió los ojos de golpe, incorporándose rápidamente con la respiración agitada y notando que estaba sudando un poco.

Tras unos segundos busco regular su propia respiración notando que estaba acostada en una cama y al mirar a su alrededor noto que estaba en una habitación que desconocía.

- Qué… - dijo confundida y en eso bajó la mirada a su cuerpo notando que tenía varios vendajes e igual llevaba puesta un pijama de hombre –. ¿dónde estoy? ¿qué paso?

En eso su mirada se enfocó en la puerta de esa habitación, por lo que buscó moverse para colocarse de pie para explorar el lugar.

Pero en eso escuchó unas voces acercándose por lo que buscó regresar a la cama y fingir que seguía dormida para así tomar por desprevenidas a esas personas.

Pasaban los segundos, las voces y los pasos se acercaban más, donde ella notó algo curioso una de esas voces era la de su sueño: la voz de una niña y la otra le partencia a un hombre.

Por lo cual buscó primero calmarse y cerrar los ojos al escuchar cómo se abría la puerta, con cuidado abrió uno de sus ojos para ver a una pequeña pelinegra con un pijama de color rosa con dibujo de gatitos caminando al lado de un rubio quien usaba una camisa de algodón blanca y unos shorts cafés.

- Nina – saludó la menor buscando correr a la cama.

- Sh… Lottie baja la voz, la niña está durmiendo –. indicó el rubio divertido al ver a su pequeña animada desde temprano.

- ¿Nina bien? – preguntó la menor al acercarse a la cama y ver a la chica seguir durmiendo.

- Creo que sí, pero solo le dejaremos el desayuno aquí - mencionó el rubio dejando una bandeja en la mesita de noche –. ven dejémosla dormir.

En eso Melissa sintió el delicioso aroma de un desayuno casero recién hecho y al ver que ninguno de ellos tenía un arma y parecían civiles normales decidido interactuar con ellos fingiendo que empezaba a despertarse.

- Hm… - indicó mientras se movía un poco.

- ¡Nina, buenos días! – mencionó emocionada la menor.

- Ah… ¿eh? ¿do… dónde estoy? – empezó a decir buscando sonar y actuar como una chica tímida –. qui… ¿quiénes son?

- Tranquila señorita, está en nuestra casa porque la encontramos en la calle y todo indicaba que sufrió un grave accidente automovilístico – mencionó el rubio acercándose a ella para sentarse a la orilla de la cama y tocar la frente de ella –. Hm… ya no tiene fiebre, creo que el medicamento funcionó.

- ¿Accidente? – preguntó Melissa confundida y en eso recordó que era verdad de la nada había salido un automóvil que se estrelló contra ella mientras manejaba –. Disculpe, usted sabe ¿cómo pasó?

- La verdad lo ignoro señorita, cuando la encontramos no había nadie cerca y estaba sola e inconsciente.

- Ya veo… - eso sonaba raro, ya que ese tipo de accidentes más bien eran otra cosa.

- Nina – en eso ella salió de sus pensamientos y vio a la pequeña pelinegra que se había acercado a saludarla, por lo que le sonrió.

- ¿Nina?

- Mi hija quiere decir niña, lo que pasa es que aún se le complica decir la “ñ” – explicó el rubio alzando a su pequeña y sentándola en su regazo.

- Ah, hehe.

- Preséntate mi amor – indicó el rubio al ver la emoción de su pequeña.

- Soy Lottie ¿y tú?

- Melissa, mucho gusto Lottie – le indicó sonriéndole al ver que la pequeña la tomaba de la mano y la movía de arriba abajo divertida.

- Ya trajimos tu desayuno, debes comer algo para recuperar fuerzas y cuando acabes vengo a revisar tus vendajes - indicó el rubio.

- ¿Eh? ah sí – dijo ella apenada y en eso notó lo obvio: él cambió sus ropas.

- … - el rubio al notar que ella se sonrojo ligeramente dejo escapar un suspiro ya que podía adivinar en que estaba pensando en esos momentos -. perdón por eso, pero tu ropa estaba rasgada y llena de sangre por eso al limpiar tus heridas y curarte me atreví a ponerte algo de mi ropa porque es la que tenía a mano.

- … - Melissa se sonrojo un poco por eso –. Está bien gracias… am… disculpa.

- ¿Sí? – preguntó el rubio mientras bajaba a su pequeña para colocarse de pie.

- Puedo saber tu nombre.

- Me llamo Alessandro Holmes y soy médico internista.

- Ah ya entiendo porque estos vendajes se ven profesionales tuve suerte de que me ayudaras – mencionó sonriéndole.

- En realidad mi hija es quien te vio, porque por la hora yo solo estaba pendiente del camino al manejar.

- … - Melissa se asombró al saber eso y ahora miró a ver a la pequeña quien se miraba feliz, por lo que buscó mover su mano y acariciar los cabellos de la pequeña -. Muchas gracias Lottie, te debo mi vida – mencionó mirando con cariño.

- … - Alessandro solo sonrió al ver esa curiosa escena, ya que su hija se estaba llevando bien con ella –. Bueno ven mi amor, dejemos a Melissa desayunar.

- Am… ¿pueden desayunar conmigo? – pregunóo Melissa buscando alzar y abrazar a la menor.

Pese a que se veían como personas buenas, ella sabía que en el mundo de la mafia todos podían fingir ser buenos para que uno bajara la guardia para matar e igual existían los miserables que usaban niños para ese trabajo.

- ¿Si api? – pidió Lottie dejándose hacer por la mayor.

- Ok… está bien, pero espera a que traiga tu comida, no te comas la comida de ella – mencionó girándose para ir a buscar el desayuno de ellos.

- ¡Siii! – dijeron ambas pelinegras haciendo reír al rubio.

Melissa acomodó a Lottie en su regazo admirando que era una niña muy linda y se sentía mal de usar como conejillo de indias para comprobar que la comida no estuviera envenenada.

- A ver hagan espacio – mencionó Alessandro regresando a la habitación con una nueva bandeja de comida, la cual acomodó en la cama para que ellas pudieran comer sin moverse.

- ¡Ositos! – exclamó feliz la menor al ver sus panqueques en forma de caritas de osos.

- Pues eso me pediste hoy, mi amor – indicó divertido el rubio mientras le colocaba algo de miel para que ella comiera.

- Oye que lindos, están para una foto – opinó Melissa ya que parecían muy profesionales como esos que hacían en los restaurantes ya que tenía dibujados la nariz, orejas, ojos y boca con lo que parecía ser un marcador de tinta comestible.

- Valió la pena la practica si me dices eso – mencionó él, quien tenía una tortilla de huevo en su plato –. una compañera de trabajo me mostró el tutorial de cómo hacerlos con esa forma.

- Oh ya veo – mencionó ella mientras empezaba a ver que su desayuno igual al de él y se sentía triste porque ella quería panqueques de osito.

- Nina – dijo Lottie cortando un pedacito de su panqueque para invitar a la mayor, quien se asombró por ese gesto y acepto el pedacito e igual ella le invito de su desayuno a la pequeña, notando que no había veneno ya que la menor seguía normal.

- Melissa ¿chocolate, leche o café?

- Café con leche, por favor – mencionó mientras ambas seguían intercambiando bocados de su desayuno.

- Ok ya lo traigo – indicó divertido de ver esa curiosa interacción entre ellas.

- ¡Api ugo!

- Lo sé, tú quieres tu jugo de naranja – mencionó divertido colocándose de pie para ir a la cocina por las bebidas de todos.

- ¿Y qué edad tienes Lottie? – preguntó Melissa mientras le daba un pedazo de manzana que la menor tenía.

- … - la pequeña disfrutaba de bocado, por lo que para contestar le mostro su mano extendida.

- Oh tienes 5 años, hehe yo tengo 21.

- Nina gande – indicó ella terminando de tragar el pedazo de fruta.

- Hehe sí, soy grande.

- Niñas dejen las charlas y terminen su comida – dijo divertido el rubio entregando el jugo y café para sentarse y ver la curiosa interacción entre ambas sintiéndose un poco melancólico porque así deseo que fuera su vida, pero tuvo que pasar eso.

Por su parte Melissa se sentía muy feliz en medio de ese un ambiente cálido, ya que es lo que alguna vez deseo: tener una familia con ese ambiente cálido, pero no pudo ser por culpa de ese idiota; ante ese recuerda ella solo hizo una mueca, pero busco olvidar esos pensamientos por ahora y seguir disfrutando del momento.

Alessandro vio el cambio de semblante de Melissa, pero no opino mucho ya que ella rápidamente regreso a su actitud “normal” para seguir platicando con Lottie.

Tras acabar el desayuno y llevar los platos a la cocina, Alessandro busco revisar con cuidado las heridas de ella e igual cambiar los vendajes que estuvieran sucios.

- ¿Duele? – preguntó Lottie preocupada al ver un poco de sangre en el brazo de ella.

- Un poco – le contestó Melissa haciendo una mueca, ya que en ese momento él le estaba colocando alcohol a la herida y tras limpiarla la herida, la vendo de nuevo con mucho cuidado.

- Perdón si dolió, pero siempre se debe desinfectar la herida antes de vendar – se disculpó –. Si gustas en ese armario tengo algunas ropas que uso mi esposa o si gustas tomar algo de mi ropa para cambiarte.

- ¿No piama?

- No hija, sabes que debemos cambiarnos.

- ¡Vestido!

- Jaja claro anda ven, vamos a cambiarte en lo que ella igual se cambia.

Lottie rio y salió corriendo de la habitación rumbo a la suya.

- Oye ¿puedo hacerte una pregunta personal? – preguntó Melissa poniéndose un poco seria al ver que se quedaron solos –. ¿Y la madre de Lottie?

- Falleció.

- Entiendo, perdón por preguntar – dijo ella haciendo una mueca.

- Descuida… ya he tenido 5 años para tratar de superarlo, aunque duele un poco – mencionó el rubio -. Si gustas ahí está el teléfono fijo para que llames a tu casa, ya que hace rato vi que te notabas algo pensativa, así que imagino andas preocupada y quieres comunicarte con ellos.

- Gracias – dijo Melissa mirando que el salía cerrando la puerta detrás de él.

Al estar sola se puso seria ya que el doctor era muy observador, aunque eso podría ser parte de sus habilidades como médico, ante eso sonrió al escuchar la vocecita de Lottie al ser cambiada y jugar con su papá.

- Esa niña es un amor… es justo lo que yo siempre anhele tener – mencionó triste mientras se colocaba de pie para revisar el armario mientras tomaba el teléfono para llamar a esa persona.

Porque necesitaba llenar los vacíos en su memoria e igual para pedir algo de ropa, porque nada del armario llamaba su atención y quería regresar a sus ropas de siempre y no a las que les obligaba a usar Fernando.

Tras cambiarse Melissa se puso a jugar un rato con Lottie bajo la mirada analítica del rubio, a quien le estaba gustando esa interacción.

Justo cuando dieron las 11, el rubio tomo sus llaves, cartera y celular porque saldrían.

- Iremos a comprar unas cosas ¿quieres venir?

- Aun me siento débil voy a quedarme y si no te molesta le di la dirección a una amiga para que viniera a verme.

- Está bien, solo espero no te enoje de que te deje fuera de la casa.

- Entiendo seguridad con la extraña, hehe pero puedo pedir un poco de jugo antes de ser expulsada.

- Ugoo – repitió Lottie.

- Claro – dijo Alessandro, tras dejar a Melissa en la sombra y cómoda con su jugo ellos empezaron a caminar hasta el supermercado.

- Api.

- Si, ya te subo princesa – dijo alzando a su pequeña para ponerla en el carrito de super.

- Tiooo – en eso la menor sonrió al ver a un joven castaño, quien lucia una ropa casual.

- Hola preciosa – dijo tomando el carrito –. Vamos de compras.

- Sí – indicó emocionada la menor, donde el castaño le entrego un celular al rubio quien empezó a caminar junto a ellos.

Alessandro estaba leyendo el reporte, mientras su amigo seleccionaba algunos víveres.

- ¿Velasco? ¿por qué esos mediocres apuntan alto? – preguntó el rubio, mirando que su amigo tomaba un dulce y lo habría para dárselo a Lottie.

- Según el celular de ese sujeto, fue contratado para matar a Melissa Jones.

- ¿Eh?

- Parece que ella oculto su identidad con su ex esposo.

- ¿Estaba casada?

- Hizo como tu amigo, se enamoro de un civil… lo malo es que este civil se involucro con la heredera Velasco y ella le exigió el divorcio a la vez que ordeno eliminar a la ex por cualquier cosa.

- Típico de esos – indicó donde vio que su amigo recibió un mensaje - ¿qué pasa Galo?

- Atenea Mills esta en tu casa, fue a verla y llego con seguridad.

- Diles que se queden quietos que no hagan nada solo observen, solo si es necesario, no quiero que revelen su posición.

- Entendido.

- Api.

- Dime mi amor.

- Gato – dijo divertida mostrando que se comió todas las lunetas.

- Ah, pues que niña mas traviesa comió todos antes de la comida – dijo escuchando la risa de su pequeña buscando tomar el carrito y encaminarse a pagar las compras.

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