Capítulo 7

“Sí, a pesar de que ella estaba muy entretenida comprando cosas para ella, siempre se acordaba de mí y eso lo valoraba tanto. Y ahora la extraño tanto por eso", respondió Lautaro, poniendo los ojos en blanco, sin darse cuenta de su propia actitud.

“En qué piensas, Briana", preguntó Lautaro mientras doblaban en una rotonda y Briana sostenía con delicadeza el cinturón.

“En nada", comentó Briana.

“Creo que si estuviera aquí, Lucía estaría hablando por ti", comentó Lautaro divertido, y Briana se mordió los labios con enojo.

“Claro", respondió Briana.

“¿O quieres que te compre ropa?", preguntó Lautaro de repente, y Briana miró su atuendo y luego a él.

“¿Por qué? ¿Tengo algo mal puesto?", preguntó Briana dudosa.

“No, no es eso", respondió Lautaro.

En ese pequeño instante, ambos se sintieron bastante confundidos. El corazón de Briana latía de una manera extraña cuando Lautaro le quitó un mechón de la mejilla. Briana se quedó perpleja, era la primera vez que él la tocaba.

Briana sintió sus mejillas arder y Lautaro ni siquiera se había dado cuenta de las sensaciones que le había provocado. Llegaron al lugar y Lautaro preguntó si a Lucía le gustaba venir ahí. Briana asintió en silencio mientras bajaban a Emma y la tomaba de la mano con entusiasmo, ingresando a las tiendas que solían visitar con su exesposa. Lautaro saludaba a las dependientas y comenzó a hablar de Lucía, elogiando lo buena y atenta que era.

Briana puso los ojos en blanco y se sentó en un banco apartado junto a Emma.

Diálogo:

“Briana, ¿a ti te gusta mi papá?”preguntó de repente Emma, sorprendiendo a Briana.

“No, cariño. ¿Por qué preguntas eso?”respondió Briana con asombro.

“No sé, siempre lo miras de una manera rara”encogió de hombros.

“Es solo que le presto atención y me da un poco de tristeza que ya no esté Lucía, solo eso".

“Yo también extraño a mamá, aunque...”dudó.

“Aunque, ¿qué, cariño?"

“Mamá no era tan cariñosa como tú”comentó Emma, y Briana suspiró.

Briana supuso que Lucía había tenido a Emma principalmente para complacer a Lautaro en su vida, pero no dijo nada al respecto. Sostuvo la pequeña mano de Emma y dijo:

“Nunca me iré de tu lado".

“Mamá estaba a mi lado, pero era como si no estuviera. Igual que papá”mencionó Emma.

“Cariño, tranquila. Siempre va a haber gente que te ame, como tú abuela”intentó consolarla.

“Mi abuelita, esta tarde tengo que ir a su casa”dijo Emma.

“Claro, cariño". A pesar de tener 5 años, Emma era muy inteligente. Briana se sentía orgullosa de esa niña y, en parte, no veía a Lucía en ellas. Emma era igual a Lautaro, aunque lo único que había heredado de su madre eran los ojos. Lucía tenía el cabello negro y unos enormes ojos celestes, aunque era de tez morena.

La autora sabía que enloqueció apenas la había visto. Tenía una belleza exótica y había trabajado como modelo antes de conocerlo. Briana, en cambio, era más sencilla, una típica rubia pequeña sin mucha gracia en su cuerpo, al menos eso es lo que ella pensaba. A pesar de que hacía ejercicio de vez en cuando, si descuidaba su dieta, su vientre se inflamaba. Se sentía muy acomplejada con su figura y optaba por ocultarla bajo ropa grande.

Diálogo:

“Mira lo que te compré”comentó Lautaro mientras abría la bolsa.

“¿Para mí?”preguntó Briana confundida.

“Sí, supuse que te quedaría bonito”respondió Lautaro.

“Siempre uso ropa ancha”comentó Briana mirándolo desde abajo.

“Lo sé, pero sé que tienes un lindo cuerpo”dijo divertido, y le entregó la bolsa.

 “Sigamos”comentó Lautaro mientras caminaban, y Briana tuvo que ponerse de pie con la niña tomada de la mano.

Ingresaron a un enorme local lleno de útiles escolares y colores bonitos.

“¡Qué bonito!”exclamó Emma dando aplausos y corrió hacia el sector de las mochilas.

“Está muy emocionada” comentó Briana.

“Lo está, y creo que tienes razón. Ya debe convivir con otros niños” dijo mientras sonreía, tenía las manos puestas en su nuca, y Briana lo miraba con ternura.

Briana lo miró con nostalgia. Era tan extraño verlo en una silla de ruedas que a veces se olvidaba de su condición.

Diálogo:

“¿Estás bien?” preguntó Briana.

“Sí, solo es un poco raro verlo en una silla de ruedas”, confesó Briana.

“Es cierto, incluso a veces siento que estoy de pie, y estoy en realidad siempre sentado”, comentó.

“Pero usted se va a mejorar, lo creo”“, dijoBriana con optimismo.

“No lo sé, ni siquiera puedo sentir las piernas, Briana. Estoy paralítico”, respondió.

“Pero yo creo que en algún momento usted se va a sentir mejor”, expresó Briana.

“Ojalá que sí, aunque cada día lo dudo más”, murmuró.

Briana hizo una mueca, preocupada por su estado.

“Usted no se tiene que rendir, señor. Tiene que seguir adelante”le dijo con determinación.

Briana asintió.

“Eso espero, Briana”, respondió.

Diálogo:

“Me alegra mucho que hayas traído a tu hija aquí, ya necesitaba el calor de su padre”, comentó Eduardo.

“No sé cómo lo sé”, respondió Briana.

Emma apareció con dos mochilas.

“No sé cuál elegir”“, dijoEmma.

“Llévate las dos”, comentó Eduardo sin preguntar el precio.

“¿Te gustan las dos, cariño?”, preguntó Briana.

“Sí, tía”, respondió Emma.

Briana ayudó a Emma a buscar un cuaderno de color azul con puntitos blancos. Finalmente lo encontraron, era para los comunicados del jardín. También compraron muchas fibras y hojas para que Emma pudiera pintar. Se sentía muy feliz. Era una niña sencilla a la que le encantaba dibujar.

 “Muy bien”, comentó Eduardo y comenzó a avanzar con la silla de ruedas y las bolsas en su regazo.

“Eres como un perchero con silla de ruedas”“, dijoBriana divertida.

“Lo soy”, respondió él y ambos se rieron.

Llegaron a un local de uniformes y guardapolvos, ingresaron con alegría.

 “Es bueno que la envíes a una escuela pública”, comentó.

“Lo sé, Emma va a tener una buena educación de igual forma”, respondió.

“Vamos a buscar un guardapolvo para ti, cariño”“, dijoBriana, y Emma eligió uno de cuadritos rosas con una corbata del mismo tono.

Le quedaba perfecto y compré dos más para poder lavarlos. También compré una sombrilla para el verano.

 “¿Te gusta, papá?”, preguntó Emma con inocencia, dando vueltas para que él la viera.

Lautaro tomó su teléfono y dejó de prestarles atención a las dos.

 “Sí, ahora voy”, respondió Briana.

Brianna se acercó a su lado.

“¿Qué ocurre?”preguntó.

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