Mi mente en como una tormenta, y tú eres el motivo.
Amelia
No sé qué es lo que me sucede cuando tengo delante a Sebastián, no es que esté enamorada de él ni mucho menos, jamás podría estarlo, sin embargo, no puedo evitar sentirme atraída y no es solo por su físico o por esa manera posesiva que tiene para mirarme, sino, ese aire de misterio, de lujuria, de prohibido. Es la forma en la que me seduce con solo fijar sus ojos en mí.
Estoy perdiendo la razón, ¿Cómo puede ser posible que me sienta atraída por un hombre como él? Es arrogante, engreído y cree tener el control de mi vida solo porque nuestros padres decidieron que debemos casarnos. No sé qué hacer para salir de esta situación, aunque si existiese una salida tampoco la tomaría, se lo prometí a mi mamá, y maldición esa promesa es mi condena.
No, su boca es mi condena, nadie me había besado como él, aunque no tengo mucho de donde comparar en realidad, ni siquiera recuerdo con claridad al sujeto del club, el amigo de Sebastián. Me p