Solo soy culpable de no haberte dicho mil veces cuanto te amo.

Sebastián

El interrogatorio se extiende ridículamente por mucho tiempo. En cada pregunta o comentario, el detective busca atacarme, como si me estuviera señalando directamente por el secuestro de Amelia. Su cuestionario me parece absurdo, basado en hipótesis fantasiosas en las que sin duda alguna quedo como el villano de la historia. Respiro una y mil veces más para evitar levantarme e irme, o peor aún, hacer algo de lo que pueda arrepentirme.

—¿Está completamente seguro de que ser Duque no le interesa? —insiste de nuevo, hace veinte minutos contesté esta misma pregunta, pero al parecer al detective le gusta dar vueltas sobre el mismo punto una y otra vez.

—No importa cuántas veces me haga la misma pregunta, detective, la respuesta será siempre la misma. Aun