Estoy atrapado en un giroscopio.

Sebastián

La pantalla del teléfono se ilumina en mi mano. Número privado, es ella, de nuevo llama para burlarse de mí. No sé cómo ni cuándo, pero voy a descubrir quién es y cuando lo haga, juro que usaré todo mi poder para destruirla. Tomo una bocanada de aire antes de abrir la llamada y llevarme el aparato al oído.

—Creo haberte dicho que sin policías —señala, su tono es peligroso—, supongo que no te quedó bastante claro lo que puede suceder si no obedeces mis instrucciones —añade y de fondo puedo escuchar una voz que grita con desesperación.

—Yo no los llamé, el hospital informó de la desaparición antes de que yo llegara —trato de explicar sintiendo como mi corazón se desesperan y mi alma se desgarra al escuchar el sufrimiento de Amelia.

—Te creo —dice y el llanto de fondo se detiene—. Esa no era la Duquesa, pero podría llegar a serlo —revela provocando que sienta un extraño alivio.

—Estás jugando con la poca paciencia que tengo —advierto a sabienda