Aurora sonríe al escuchar la voz de su amigo, sabiendo que está yendo a visitarla.
— Edu, no puedo creerlo, dijiste que ibas a Francia, ¿cambiaste de opinión?
— Claro que no, iré a Italia y luego regresaré a casa, tuve algunos problemas con mi padre y preferí no ir ahora. — Eduardo habla y Aurora suspira.
— Él todavía quiere que ocupes su lugar, ¿verdad? — Pregunta mientras entra en su habitación y se tira en la cama.
— Eso es lo que siempre ha querido, mon chéri, pero no hablemos de mí, hablemos de ti, ¿qué hay de eso de casarte?
— ¿Cómo te enteraste?
— Te llamé ayer, y tu querido prometido contestó.
— ¿Qué? No sabía que habías llamado.
— ¿Puedo saber por qué no me lo habías contado aún?
— Muchas cosas sucedieron al mismo tiempo, pero ¿cuándo llegas? Iré a buscarte al aeropuerto.
— Llegaré solo por la noche, de hecho, en este momento debo abordar, hasta la noche, mi amor.
— Hasta, mi francés. — Ella dice y terminan la llamada.
Aurora está acostada en su cama perdida en sus pensamient