Días después, Demon me llevó de nuevo a la casa de su manada. Aunque estaba emocionada por estar con su familia, también me invadía un nerviosismo que no podía evitar. Ser parte de su mundo era un gran paso, y la idea de ser aceptada entre ellos me llenaba de ansiedad.
Cuando llegamos, la atmósfera estaba llena de risas y calidez. Demon se puso de pie, claramente emocionado, y anunció con orgullo: —¡He completado el vínculo con Luna! Ella es mi mate, como el alma gemela de un humano. Un murmullo de alegría recorrió la sala, y todos comenzaron a congratularnos. Sin embargo, en medio de la celebración, una sensación extraña se apoderó de mí. Me di cuenta de que había comenzado a perder parte de mi humanidad. Las garras asomaban de mis dedos, mis ojos cambiaban a un amarillo intenso, y la fuerza que sentía en mi interior era abrumadora. Además, me di cuenta de que podía curarme rápidamente, y en ocasiones, po