Capítulo 44.

Briana.

—Un gusto verla, señorita Jones. —saluda el muy...

—Lo mismo digo. —actúo como si no pasara nada, aún cuando mi corazón está a mil revoluciones por minuto. —¿Le puedo ayudar en algo?

Maite se va y el aire se vuelve escaso cuando este imbécil da el primer paso, haciéndome retroceder, viendo a todos lados.

—¿Te digo en qué me puedes ayudar, Briana? —se relame inclinando un poco su cuerpo oliendo mi cuello. —Tal como lo recuerdo, dulce...

Roza sus labios en mi piel y la corriente eléctrica se extiende.

—...como tu coño.

Me aparto rápido cuando escucho pasos y este se aclara la voz, viendo el pasillo por donde entra el ministro despidiéndose de la persona que nos entrevistó.

—Damien, que bueno que aceptó mi invitación a comer. —se voltea para tomar la mano de mi padre y yo no sé ni como sigo de pie.

—Estaba finalizando una reunión, pero es una invitación difícil de rechazar, señor ministro. —contesta de manera formal con la hipocresía que huelo hasta donde estoy.

Giro en mi e
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