Capítulo 5

“Cuarenta minutos tiempo aproximado de vuelo, tendremos buen tiempo…” las palabras del capitán se escuchan por los altavoces, Victoria sentada en primera clase junto a Mariana y Adrián en la fila de al lado.  Durante el tiempo del viaje cruzó algunas palabras con Mariana y preguntó si estaba cómoda, afortunadamente el espacio entre las sillas le permitía extender la pierna que tenía inmovilizada. Adrián abrió su portátil y ella solo lo veía teclear.

Llegaron a la hora estipulada, a la salida de pasajeros una mujer viene hacia ellos acercándose a Mariana. 

- ¡Al fin llegaste! me tenías muy preocupada- dijo una chica de apariencia asiática abrazando a Mariana y luego detallando sus extremidades lesionadas agrega - Nena por Dios, te desbarataste.

- Qín, deja de ser exagerada, que solo son lesiones menores, no tengo ninguna fractura y saluda deja de ser mal educada. la última frase la dice entre dientes y cerca al oído de Qín.

Qín voltea a ver a Adrián que está a un lado de Mariana con una sonrisa dibujada en el rostro.

- Lo siento, señor Altamirano como está.

- Hola Qín, siento mucho que Mariana tenga que volver en estas condiciones, pero afortunadamente no es nada grave y pronto estará bien.

Victoria los observa un poco apartada y apenada por ser la causante del estado de Mariana, mentalmente ruega que Qín no pregunte quien fue, porque se moriría de la vergüenza.

- Victoria ven, conoce a Qín- dijo Adrián - Qín, ella es la persona que estará conmigo mientras Mariana se recupera.

Las dos mujeres se dieron la mano acompañada de una cálida sonrisa.

- Hola, Victoria Novoa.

- Qín Liu. contestó la otra mujer.

- El auto ya llegó por nosotros. dijo Adrián invitando a las mujeres a caminar hacia la salida.

- Yo vine en mi auto y nos espera a la salida. dijo Qín.

Adrián asintió y en el parqueo entregó la maleta de Mariana a la persona que se bajó del auto de Qín.

- Ya debemos irnos, Qín asegúrate que Mariana guarde reposo como lo indicó el doctor, Mariana esté pendiente del teléfono por si surge algún inconveniente, cuídese.

- Mariana estamos hablando. Victoria se acercó y le dio un abrazo, a la vez que le dijo al oído en tono de súplica - No me abandones por favor.

- Claro que no, llama cuantas veces sea necesario.

Qín contempló la escena íntima y sintió celos, los cuales disimuló, ella sabe que si dice algo obtendrá un sermón por parte de Mariana y con justa razón porque debe sentirse segura de lo que tiene y no dejarse llevar por sus inseguridades que bastante le ha costado superar.

- Señorita Novoa, nuestro auto llegó. dijo Adrián.

Para Victoria era la primera vez en la ciudad, miraba con detenimiento por la ventana del auto, pensando a dónde la llevaría Adrián a vivir.

- Conoces la ciudad. dijo Adrián al ver que sus ojos no se habían apartado de la ventana.

- No, es la primera vez que vengo, pero eso no es problema soy muy buena ubicándome.

- Hmm. fue el sonido que emitió Adrián.

- ¿Hacia dónde vamos? preguntó Victoria, porque odiaba sentirse desubicada.

- Vamos al norte de la ciudad.

Adrián dejó a un lado su teléfono, que no ha dejado desde que se subió al auto y comenzó a ubicar a Victoria, primero le dijo el nombre de la calle por la que iban, una de las principales a arterias viales que prácticamente cruzaba la ciudad de sur a norte, y que ellos venían del sur donde estaba ubicado el aeropuerto

Adrián se pegó más a ella y bajó el vidrio de la ventana, le cuenta que es esto y aquello, los sitios emblemáticos, qué lugares debe evitar por seguridad; así continúan durante el resto del recorrido, Victoria puede sentir su respiración cálida en la nuca, cada vez que se acerca para mostrarle algún lugar y ella se queda tiesa evitando moverse, si él supiera que cada vez que hace eso, ella no presta atención porque su mente y su cuerpo están inquietos con su cercanía y en su cabeza repite como un mantra “que termine rápido de hablar” para que él se aleje y ella pueda sentirse menos incómoda.

El paisaje le advierte que se han alejado de la urbe, ahora es más común ver árboles a la orilla de la carretera y las edificaciones son menos frecuentes, en la siguiente curva el auto hace un giro y entra en un camino privado hasta la entrada de una lujosa casa rodeada de naturaleza, el auto se detuvo frente a la casa y el chofer se bajó para sacar las maletas.

imposible que yo me vaya a quedar en esta casa> pensó que su buena estrella no podía darle tanto.

Los ojos de Victoria se movían hacia todos lados- ¿Dónde estamos? preguntó inquieta.

- En mi casa. dijo con naturalidad Adrián. - ¿Por qué, pasa algo?

- Si esta es su casa, entonces yo dónde voy a vivir.

Adrián fijó su mirada en ella al tiempo que su boca se curvó, a Victoria le pareció ver algo de malicia en él y tuvo un mal presentimiento.

- Primero entremos a la casa y hablamos adentro.

A regañadientes Victoria hizo caso y siguió a Adrián hasta entrar en la casa, que era bastante espaciosa para una persona sola, Victoria esperó a que alguien saliera a su encuentro, pero nadie apareció, es un hecho, estaba sola con su jefe en una ciudad que no conoce, alejada de otras personas y en una casa grande como para jugar a las escondidas, el escenario perfecto para desaparecer. La situación era como la última película de suspenso que vio, “Una chica a la que su perpetrador la lleva a una casa lejos de la ciudad y la encierra en una habitación y aunque ella grite con todas sus fuerzas, nadie la escucha porque el vecino más cercano está a muchos metros”. Sus pensamientos le hacen erizar la piel y comienza a sentirse nerviosa.

- Señor Altamirano me puede explicar por qué me trajo aquí, porque no logro entender que hago en su casa.

- Tranquila Victoria, aquí vivirás. respondió Adrián calmadamente caminando hacia la cocina. - ¿deseas algo para tomar?

- ¡Quedarme aquí! nosotros nunca hablamos de quedarme en su casa y no quiero quedarme en su casa, eso...eso no está bien.

Adrián le ofreció una de las botellas de agua que tenía en sus manos.

- Aceptaste cuando firmaste el contrato que te di, estuve esperando algún reparo a las condiciones, pero no dijiste nada o es que acaso eres de las personas que firma sin leer.

- El contrato… balbuceo Victoria y recordó que comenzó a leer la primera página de varias, pero cuando vio el valor de su sueldo se emocionó demasiado y su cabeza se ocupó en el destino que le iba a dar a ese dinero, entonces no siguió leyendo nada más, solo pasó las páginas hasta donde había que firmar y volvió a guardarlo en el sobre. “maldición, qué diablos fue lo que firmé"

- No lo leíste ¿cierto?  la mirada de Adrián era algo divertida, ahora entiende porque no hizo ningún reclamo.

Victoria bajó la cabeza con pena, había violado uno de los mandamientos más preciados en los negocios y en la vida, “nunca firmes algo sin leerlo antes”, un acto de esa categoría era imperdonable para ella.

- No lo hice y fue un error garrafal porque jamás hubiera aceptado una condición como esta. ¿Qué otra cosa acepté, puedo saber?

Adrián bebió un trago de agua - En resumen, trabajaras como mi asistente, pero también serás mi dama de compañía cuando la ocasión lo amerite, vivirás en esta casa y me obedecerás en todo, el tiempo del contrato lo pongo yo, un mes, dos, un año, todo depende de ti.

Adrián pareció adivinar el pensamiento de Victoria.

-No creas que si haces mal las cosas te dejaré ir, eso solo sumará tiempo a tu estancia. Como te dije todo depende de ti.

Victoria abrió su boca ante la incredulidad que le provocaron las palabras de Adrián, un grito de protesta e indignación se ahogó en su garganta. -¡Buah! caminó de un lado a otro, esto parece la trama de una de sus historias, “querías una vida de novela, pues ahí la tienes” pero no, una cosa era querer trabajar y otra convertirse en…hasta que las palabras salieron de su boca.

- ¡Dama de compañía! ¡está loco si cree que seré su chica de alquiler! se equivoca conmigo señor Altamirano. Victoria está roja de la ira.

La sonrisa sórdida de Adrián la enojó aún más, que ironía nunca le aceptó la propuesta a su compañera para ser modelo webcam, pero si había firmado un contrato para ser dama de compañía de un hombre que apenas conocía.

- Qué pasa si me niego. el corazón le latía a mil por minuto cuando dijo eso.

Adrián terminó de beber su agua y con caminar lento se acercó.

- Creo que estás sacando conclusiones equivocadas, eso es algo que.... hizo una pausa incomoda buscando las palabras adecuadas

- Si te retractas deberás pagarme una gran suma de dinero y créeme ni trabajando años en ese café tendrías el dinero, además también tendrás que devolver el dinero que pagué por la deuda que tenías en el banco, la cuenta del hospital y de la clínica de reposo donde esta interna tu hermana, que apropósito si te quedas conmigo puedo trasladarla a un mejor lugar con los mejores doctores.

Victoria palideció, un sudor frío recorrió su columna vertebral, en qué momento este hombre sabía tanto de su vida, pocas personas saben sobre la condición de su hermana mayor y todo lo que ella ha tenido que pasar para recluirla en esa clínica y con qué derecho y permiso asumió sus deudas.

- Eso se llama chantaje y yo nunca le pedí que asumiera mis compromisos financieros.

- Son negocios Victoria, simplemente negocios, ¿entonces qué decides?, te quedas o te vas.

Victoria pensó en su hermana, tal vez en un mejor lugar y con otros médicos podría salir de ese estado catatónico en que estaba hace casi un año. Entonces es cierto que la necesidad tiene cara de perro “ya que más da> así que tomó todos sus perjuicios y los encerró y amordazo su conciencia para poder seguir.

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