Capítulo 4

Cuando estuvo segura de que Adrian estaba lejos, Victoria sacó todas las preguntas que hace rato tiene dando vueltas en su cabeza. 

- Mariana quizás es un poco atrevido de mi parte lo que voy a preguntar, pero necesito conocer un poco más al señor Altamirano y así no meter la pata.

Mariana dejó a un lado lo que estaba haciendo dispuesta a escuchar a Victoria.

- Primero, hay alguna señora Altamirano que deba conocer o novia, segundo, dime algo de sus gustos, por lo menos como le gusta el café, qué hábitos tiene, sufre de alguna enfermedad que deba conocer, no sé, cosas como esas.

Mariana vio lógica en las preguntas de Victoria, hasta ahora todas sus indicaciones han sido referentes al trabajo.

 - Tienes razón te diré lo que sé porque, aunque llevo tres años trabajando con él, no sé todo sobre su vida personal porque con eso es bastante reservado.

Primero, no hay ninguna señora Altamirano ni nada parecido, aunque sí muchas candidatas que se han postulado al puesto, pero todas han fracasado, sobre todo aquellas que le impone su madre.

-Toma café negro sin azúcar solo en las mañanas, es alérgico al maní y las fresas, le encanta la comida oriental, no toma ningún medicamento de forma habitual ni tiene enfermedades, es obsesivo con la puntualidad, si te cita a un ahora debes estar quince minutos antes y por nada del mundo le digas que “no se puede” porque él te demostrará mil maneras de hacerlo, no fuma, solo se bebe un trago de whisky en los eventos sociales , nunca le programes almuerzos de trabajo, si usas perfume, procura que sean suaves, no uses faldas cortas para trabajar o escotes, eso lo molesta.

Las palabras de Mariana sonaron a todo un decálogo que Victoria debía aprender para sobrevivir, su mente captó y guardó cada una de las recomendaciones que pensó habían terminado, pero Mariana siguió con su lista.

- Es hijo único, sus padres casi nunca están en el país, eso es lo que sé. Te dejaré la lista con los nombres de sus restaurantes favoritos, la tintorería donde debes enviar sus trajes cuando te lo pida, las tiendas donde a veces encarga regalos y flores para la de turno, también tendrás las llaves de su casa por si necesitas llevar algo o ir a buscar cualquier cosa.

- ¡¿Tendré que ir a su casa?! -dijo Victoria asombrada.

- No será siempre, pero te aseguro que tendrás que hacerlo por lo menos una vez y no te preocupes, él nunca está cuando eso pasa así que no te encontraras con él. También debes saber que cuando almuerza en la oficina lo hace a la una en punto, la comida oriental la come con palillos y siempre debes mantener un traje completo color azul y dos camisas blancas en el cuarto que está en su oficina.

“Ese hombre es un maniático, quien diablos tiene una habitación en la oficina” Victoria se guardó el comentario y a cambio dijo.

- Con tantas exigencias me sorprende que tú aún estés con él.

- La verdad soy la asistente que más tiempo lleva con él, según me han dicho antes de mí la rotación era alta.

Victoria tiene en la punta de la lengua una pregunta que le ha estado dando vueltas en la cabeza desde que se metió en este lío.

- Puedo ser indiscreta contigo y preguntar algo.

- No te guardes nada, solo pregunta. -contestó Mariana.

- Cómo haces para trabajar con él y que su cara y figura no te distraigan, porque, por ejemplo, míralo hoy con esa ropa, le queda tan bien que es muy difícil no distraerse por momentos y mirarle el trasero mientras camina.

Mariana dejó salir una sonora carcajada, no era la primera vez que le hacían esa pregunta, en la compañía algunas mujeres le preguntaban cuál era el secreto para no sucumbir ante los encantos de Adrián Altamirano.

- La verdad él no me interesa como hombre para nada, es más podría andar desnudo frente a mí y la respuesta sería la misma, pero ese ha sido el motivo por el cual las anteriores dejaron el puesto, porque una vez el señor Altamirano se percató que el interés de sus asistentes era otro, prescindió de sus servicios no importaba que tan calificadas estaban. Además, yo ya tengo a quien querer.

- Tendré en cuenta todo lo que me dijiste, yo no tengo a quien querer, pero si una necesidad muy grande de conservar el empleo.

El almuerzo llegó y las dos mujeres comieron a la vez que tenían una amena conversación.

Victoria salió para encontrarse con Adrián, esta vez iba con tiempo de sobra de esa manera él no tendrá motivos para hacerle ningún reclamo.

Tenían tres reuniones programadas con las empresas seleccionadas el día anterior, el ritmo de trabajo con Adrián era de no descansar, ese hombre parecía que no le daba sed, hambre o ganas de ir al baño, desde que llegaron a la pequeña sala de negocios, no han parado de trabajar. Adrián pedía una cosa y la otra, adicionalmente pidió varias veces la ayuda de Mariana, que siempre estuvo atenta al teléfono para ayudarle por lo que Victoria se sintió un poco incómoda, porque sentía que, por ella no saber, el trabajo se retrasaba, por eso no se atrevió a pedir permiso para ir al baño, aguantaría sus ganas hasta que su vejiga estuviera a punto de reventar.

Terminaron las reuniones y Adrián al fin se compadeció de su asistente y le dio un breve descanso que ella usó para ir al baño, unos minutos más y su vejiga explotaría de manera inevitable. Regresó nuevamente al salón con un café, preparada para el segundo round de la tarde, Adrián estaba en una llamada, hablando a lo que a ella le pareció japonés, de los idiomas asiáticos, ella hablaba mandarín y con ese todas sus neuronas se acabaron, pero ya ve que tendrá que volver a retomar sus clases de japonés y coreano.

- Señorita Novoa, usted actualmente ¿tiene alguna relación con alguien? -fue la sorpresiva pregunta de Adrián.

- No señor, no tengo ninguna relación, acaso es inconveniente si tengo una

“Esa no era la pregunta propia de una entrevista de trabajo” se dijo

Adrián no contestó, solo agregó más preguntas - ¿Y vive sola o con alguien?, ¿tiene vivienda propia o vive en alquiler?

Victoria no entendía, pero igual respondió - Vivo sola en un apartamento de alquiler ¿por qué?

- Le pregunto todo eso porque no se si Mariana le habrá dicho, pero la sede principal de la compañía está en la capital y usted deberá dejar la ciudad para poder trabajar.

conmigo, aquí solo hay una pequeña sucursal y si es mi asistente debe estar conmigo donde yo esté, así como acompañarme en los viajes.

Irse de la ciudad, de eso no había hablado con Mariana, todo este tiempo dio por hecho que se quedaría en su ciudad y que solo se movería si tenía que viajar al exterior, pero esto cambia completamente el panorama, como se iba a ir así de la noche a la mañana y dónde iba a vivir.

- Señor Altamirano como comprenderá no puedo dejar mi vida aquí tirada como si nada, además tendría que conseguir un lugar para vivir.

Adrián la miró escéptico - No creo que tenga mucho que dejar, me imagino que ya renunció a su antiguo empleo, no tiene lazos con nadie y el apartamento simplemente habla con su casero y le dice que se va. Por vivienda en la capital no se preocupe la empresa le facilitará una.

- P-pero yo no puedo irme…

Adrián no le dejó terminar la oración.

- Señorita Novoa, no tiene alternativa, salimos mañana en el vuelo de las cinco de la tarde, tiene el día para dejar sus cosas en orden, mañana no tiene que venir, yo iré a la sucursal y Mariana me asistirá en la distancia.

Adrián buscó y sacó algo de su portafolio y lo puso frente a ella - Esta es una tarjeta empresarial úsela para lo que necesite del viaje, este es su contrato, léalo y si tiene alguna duda me dice y este es el teléfono personal que usará a partir de hoy, Mariana le entregará el de la empresa, siempre debe llevar los dos y necesito que me dé su número de teléfono.

Victoria repasa con los ojos los objetos sobre la mesa, una tarjeta dorada, que debe tener más dinero que el que ella ha ahorrado en toda su vida, un celular de última generación, nada que ver con el “tamagotchi” como le decían sus compañeros a su viejo teléfono y un sobre cerrado que tiene su contrato con el destino.

Si quería salir corriendo este era el momento, su intuición le decía que no se dejara deslumbrar, por eso solo pensó en tomar el sobre.

- Yo no puedo aceptar estas cosas, después no tendré cómo reembolsar el dinero que gaste o pagar ese teléfono.

Victoria intentó devolver la tarjeta y el teléfono, pero Adrián apoyó la mano sobre la suya impidiéndolo.

- Eso no será problema Victoria, ya se me ocurrirá alguna manera, guarda la tarjeta, sé que la vas a necesitar y mi asistente no puede andar por ahí mostrando ese teléfono del siglo pasado, puedes irte y tomarte el resto de la tarde para que pongas en regla tus asuntos desde ya.

Victoria sintió que la mirada de Adrián cambió y de alguna manera se sintió amenazada.

“Del siglo pasado su altanería, mi teléfono solo tiene tres o quizás cuatro años”

Victoria se retiró y de camino a su casa llamó a su amiga y dueña del apartamento donde vive y la puso al tanto de lo que estaba ocurriendo y del porqué la premura, Nancy le dijo que no había problemas y aprovecharía el momento para hacerle algunas remodelaciones al aparta estudio,

Al llegar a su casa abrió el closet para elegir que iba a llevar y se dio cuenta que la poca ropa que tenía no estaba a la altura de su nuevo trabajo, “si criticó mi teléfono, no quiero ni pensar que dirá si llego vestida con algo de esto" ella fue autocritica en sus pensamientos.  De todo lo que tenía solo servía una falda y una blusa blanca, la misma que usaba para las entrevistas de trabajo, pero lo que pasaba era que ella siempre andaba muy informal y en el café tenía uniforme, así que no había necesidad de comprar ropa de trabajo, gracias a Dios porque tampoco había con que, entonces recordó la tarjeta que le entregó Adrián, pero no quiere usarla, solo de pensar como le pueden cobrar después, se le quitan las ganas.

Usará el dinero que le dieron como liquidación, que no es mucho y el dinero que guarda para las emergencias de vida o muerte y este es el caso, con eso podrá comprarse unas buenas prendas básicas en algún outlet, ya que no puede permitirse comprar prendas de última colección.

A pesar de la premura sus asuntos se han resuelto sin problemas, mañana a primera hora saldrá de compras con la esperanza de hacer rendir su dinero.

Acostada en su cama veía en el computador la manera de combinar prendas y obtener varios outfits, así tuvo una idea de que colores y estilos de prendas comprar sin temor a equivocarse. Miró el sobre que le entregó Adrián y leyó el contrato, los ojos casi se le salen cuando vio la cifra que le iban a pagar, entonces se prometió hacer todo lo que esté a su alcance para obtener un trabajo permanente en la compañía de Adrián Altamirano,

A las tres de la tarde del día siguiente, Victoria Novoa estaba entrando al aeropuerto local, Mariana y Adrián la esperaban en la sala VIP.

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