Angustiada, abrazo a mi pequeño y lo levanto, sin importarme los regaños de Kendrick sobre mi herida y que aún no puedo estar levantando tanto peso. Taddeo, quien siempre he visto sonriente, llora en mi pecho y eso me desarma cualquier defensa.
Intento alejar su rosto de mi pecho para que me hable, pero, él se aferra a mí que no me permite verlo, así que, me esfuerzo en no llorar, para ser fuerte para el pequeño que tanto quiero.— Señora Cappelletti, sería prudente que se sentara primero. Debe calmarse un poco, si no, el niño se alterará más. — dice la directora.— Debe estar alterado desde que esta así de golpeado. — digo con enojo.— Él fue el que le hizo daño a mi hijo. ¡Pero, no es para menos, es un hijo ilegitimo que no sabe que es seguir una norma! — grita la mujer con su pequeño en brazos.Intento c