Quiso decirme algo, pero un lacayo le interrumpió. Venía corriendo, sin pedir permiso dejó un sobre sobre la mesa, lo observamos confundidos por la irrupción. Sabíamos que aquel muchacho era respetuoso.

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—¿Ocurre algo? –pregunté y él asintió.

—Tenemos nuevo rey, están invitados a la coronación que será mañana, Miladi –comentó y se inclinó.

Nos observamos perplejos con Nathaniel, y en cuanto el lacayo se fue dijo: —No. Iré solo.

—No puedo hacerle un desplante así a u