Yudith:
Comprimí los labios, mirándolo.
Mi abuela tenía razón. Xavier era hermoso.
Y no solamente hermoso, sino que se veía sensual y atrayente en ese traje que de seguro costaría más que todo lo que yo me había comprado en mi miserable vida.
—¿Debo replantear la petición y convertirla en una orden, palomita? Se me está haciendo tarde.- farfulló, y yo negué.
—De acuerdo, voy contigo. Solo dame cinco minutos.
Regresé atrás, buscando en el armario repleto de ropa, sacando un vestido negro, sencillo, y un par de sandalias que combinaran. Me recogí el cabello en un moño alto, me apliqué máscara en las pestañas, y brillo en los labios, tomé mi bolso y salí.
Él ya estaba esperándome al pie de las escaleras.
Saqué un frasco de perfume de mi bolso, y mientras caminábamos hacia el coche, me rocíe un poco.
Xavier:
Creí que se tardaría horas en salir, sin embargo me sorprendió arreglándose en tiempo récord.
La ropa le quedaba bien, y aunque el maquillaje de su rostro era mínimo, debía