Los labios de Noah aprisionaba los míos ferozmente, el deseo era palbable, sus dedos comenzaron a hacer surcos en partes de mi piel sencibles terminando debajo de mi vestido.
Lo sentí mover para un costado mis bragas y solté un jadeo cuando bruscamente me penetró con dos dedos. Si que estaba apurado.
Los dos dedos se habrían paso por mi interior provocándome placer y con la mano restante comenzó a acariciar mis senos.
De un tirón ya estábamos ambos en la cama siguiendo esa danza de deseo. Nos separamos unos segundos para que pudiera levantar mi vestido y dejar libre el 90 % de mi cuerpo.
Se quedó por unos instantes observándome con brillo en los ojos para luego volver con más ganas a su antigua labor.
Los dedos dentro de mi se movían en círculos ayudándome a dilatar como en veces anteriores -Necesitaba tanto esto. -Gimió contra mi.
Hasta que lo ví separarse y casi romper mis bragas en el intento de quitarlas, parecía un animal salvaje en busca de su presa. En cuestiones de segun