9.
Serena entró a la academia algo nerviosa, lo cual no pasó desapercibido para Héctor.
— Oye, mírame — le dijo con suavidad — Vienes aquí a fortalecer tu cuerpo, pero ya tienes el espíritu más fuerte que conozco. Recuerda esto siempre: tú ya no eres una esclava —
Le entregó entonces el viejo collar de hierro, símbolo de su cautiverio. Era el mismo que él había roto cuando le dio el nuevo collar del fénix. Ese simple gesto tuvo un impacto profundo. Serena se sintió tranquila. Sabía que podría superarlo todo. Tenía el apoyo de Héctor y el recuerdo de Oliver, que la impulsaría a vencer cualquier miedo.
La academia se parecía mucho al castillo, aunque era un poco más pequeña. Tenía muchas torres, ya que durante las antiguas guerras había sido utilizada como fortaleza para defender la ciudad. Los patios eran amplios, y en ellos se veía a numerosos jóvenes entrenando con espadas y todo tipo de armas: lanzas, hachas, mazos, entre otras.
Los salones del interior estaban divididos por disciplinas