88.
La reina estaba al borde de su contención. Llena de angustia. Por un instante olvidó que Mariel estaba en la arena.
Solo pudo ver a una hija luchando por una migaja de su amor… y eso la destrozó.
El Rey Alfonce no pudo siquiera alegrarse. La victoria fue amarga. Entendió que su hija estaba peleando contra la sombra de su hermana, no contra un rival. Y sabía que sin importar lo mucho que Miel se esforzará, jamás podría ganar de ese modo
Los príncipes temían por la seguridad de Miel. Aun así, ninguno pudo evitar ver el contraste brutal entre Mariel y ella. Miel ganó por poco. Mariel lo había hecho parecer un arte.
Mientras tanto, Oliver observaba desde los túneles, sin dejar de mirar las pantallas mágicas que transmitían el combate.
Cuando la vio tropezar, cuando la vio sanar con desesperación, supo que esa batalla no la ganó la princesa.
La ganó el ego.
Y eso… no suele ganar guerras.
En cada combate, Mariel se movía con una elegancia aterradora.
No atacaba de inmediato. No se apresurab