Cuando estaban llegando a casa de Olivia, Amelia Sloan estaba fuera.
—No puedo…
—No te preocupes. Llámala y dile que querías ir a verla, pero te salió trabajo fuera de la ciudad. Esperaremos a que se vaya.
—Gracias, debe parecerte infantil mi actitud.
—La agradezco, Oli. Porque en este momento eres tan mía como de Nick y Bruno y si te dice algo no podré contenerme.
Amelia por supuesto no se tomó bien el que Olivia no la recibiera.
—No entiendo quien llevaría de gira de trabajo a una tullida.
Sí, Amelia gritaba lo suficiente como para que Christian escuchara.
—Madre…
—De verdad me avergüenzas.
—No ando trabajando sino con mis novios. Salgo con tres a la vez.
—Por Dios, Olivia, deja de soñar.
Y entonces Christian, que miraba la palidez en su mujer, la derrota, el dolor