El ruido del avión se convirtió en un suave murmullo mientras Piero descansaba en su asiento, su mirada fija en el vaso de whisky que descansaba en su mano. Estaba en vuelo a Italia, pero su mente no estaba allí, sino en Amara, la mujer que se había convertido en una obsesión. Sabía que la tranquilidad que Dimitrios y Amara parecían disfrutar era solo temporal. Piero había planeado cada movimiento, como siempre lo hacía. Y ahora, mientras viajaba, era el momento perfecto para recibir la información que le confirmaba que sus pasos estaban en el camino correcto.
El teléfono vibró en su bolsillo. No era una llamada cualquiera. Era la información de sus hombres, los que siempre le mantenían al tanto de todo. Su cara se iluminó con una sonrisa de satisfacción al ver el nombre en la pantalla. Era el momento de obtener lo que necesitaba saber.
Contestó la llamada con un tono tranquilo, pero con una chispa de malicia. "¿Qué tienes para mí?", preguntó, su voz grave y controlada.
La respuesta v