Axara la miró con algo de vergüenza y sacudió la cabeza. Había estado tan concentrada en sus propias tareas que no había tenido tiempo de interactuar con otros empleados, y ahora sentía que eso le pasaba factura.
-Lo lamento, Mandy. No he tenido tiempo para, al menos, conocernos más -dijo Axara, acercándose un poco a la chica, con un tono de voz más cálido.
Mandy se encogió de hombros, como restándole importancia al asunto.
-Entiendo perfectamente. Trabajar para el señor Van Der Wijk no es fácil. Me alegro de que no me hayan dado tu puesto -dijo, sonriendo, pero con una sinceridad que hizo que Axara soltara una pequeña risa.
-¿Tan mala pinta tengo? -preguntó Axara, bromeando mientras comenzaba a recoger sus cosas.
-No es eso -dijo Mandy rápidamente, levantando las manos como si quisiera aclarar que no quería ofenderla-. Es solo que... bueno, todo el mundo sabe que trabajar directamente para él es una misión casi imposible. Eres una valiente, eso seguro.
Axara suspiró, sentándose por u