Axara tragó saliva, recomponiéndose rápidamente.
-Estaba planificando la fiesta de cumpleaños de su hijo -respondió mientras avanzaba hacia su escritorio y se dejaba caer en la silla giratoria con cuidado, aunque su nerviosismo no pasó desapercibido.
La reacción de Cael fue inmediata. Giró en su asiento y la miró con una mezcla de incredulidad y molestia.
-¿Quién te dijo que es mi hijo? -espetó, su tono frío, casi mordaz.
La dureza de sus palabras la tomó desprevenida. Parpadeó varias veces antes de responder, sintiendo cómo su confianza tambaleaba.
-Su esposa me lo dijo -admitió en voz baja, sintiendo que tal vez había cometido un error al creerle.
La furia cruzó el rostro de Cael en un instante, y golpeó la mesa con el puño, haciendo que Axara diera un pequeño brinco en su asiento.
-Está claro que esa maldita arpía no sabe mantener la boca cerrada -gruñó entre dientes, su mandíbula tensa mientras se ponía de pie de manera abrupta.
Axara, aunque intimidada, intentó mantener la compos