Carolina, al mirar aquella mirada asesina que Alejandro tenía hacia ella, se sintió descubierta y aunque no lo demostraba por fuera, por dentro estaba temblando de miedo, solo al pensar en la posibilidad de que la habían descubierto tan rápido.

Ella, en ese momento, solo se sobaba el lado donde recibió aquella cachetada y comenzó a llorar de dolor, ya que Alejandro no tuvo ninguna piedad con ella y la había golpeado su rostro con mucha fuerza.

Mientras lloraba, preguntaba por qué me golpeas, si no he hecho nada malo. Además, antes de golpearme deberías de preguntarme primero, ¿no lo crees?

Porque sinceramente no sé de qué se me acusa ahora mismo, luego miro para todos lados, pero ninguno de los presentes le decía nada.

Melany y Kelaya, solo movían sus cabezas a ambos lados, mientras reflexionaban en lo cínica que era Carolina, ahora de seguro negaría todo y como siempre Alejandro le creería sus mentiras.

El único que habló en ese instante fue Augusto, el cual dijo, mi amigo Alejandro