Después de intentar comunicarse con Camila y no obtener respuesta porque su celular está apagado, Nataniel dedujo que ella está ocupada con alguna reunión en su empresa. Y es que le ha llamado en varias ocasiones y no responde, así como tampoco lo hace su asistente. Él no siguió insistiendo pues, es normal que siendo la jefa se le olvide el teléfono en la oficina o que lo tenga en silencio para no ser interrumpida, en este caso lo tiene sin carga, piensa él.
A la hora del almuerzo volvió a llamar y tampoco obtuvo respuesta, entonces llamó a la mansión para hablar con la niñera y preguntarle por sus hijos.
— Señor Nataniel, ¿en qué le puedo servir? —Preguntó con su voz entre cortada. —Estaba a punto de llamarle, pero no me atrevía. —Confesó.
— ¿Qué pasa, hay algún problema con los niños o en casa? —Indagó, tomando las llaves del auto para salir de inmediato por si ella le dice que los niños se sienten enfermitos.
— Es que… he estado viendo la televisión con los niños y casi en todos lo